Caputo disertó en la Bolsa de Comercio de Rosario: el futuro de las retenciones

La expectativa ante la disertación de Caputo estaba sobre los detalles que brindaría sobre las retenciones en medio de versiones de aumento y un contexto económico sensible para las exportaciones argentinas.

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El ministro de Economía, Luis Caputo, se presentó esa mañana en la Bolsa de Comercio de Rosario, en el marco del 140º aniversario de la entidad. La visita, que había sido pospuesta tras la presencia del presidente Javier Milei en agosto, generó alta expectativa en la comunidad empresarial y financiera. Se esperaba que el ministro brindara mayor claridad sobre el proyecto de Presupuesto 2025 recientemente presentado por el presidente, particularmente sobre el aumento en los ingresos por derechos de exportación, un tema que había generado inquietud entre los sectores productivos.

Este encuentro se llevó a cabo en el salón Manuel Belgrano de la Bolsa, con cupos agotados previa inscripción. La cita fue a las 10:15 h, y la atención estuvo centrada en cómo el gobierno preveía manejar una de las cuestiones más sensibles para el sector exportador: las retenciones.

El Presupuesto 2025 incluyó una suba cercana al 100% anual en los ingresos por derechos de exportación, una medida que encendió alarmas entre los productores agropecuarios y exportadores, dos sectores clave para la economía argentina. La posibilidad de incrementar las retenciones generaba preocupación, especialmente en un contexto de recesión e incertidumbre política.

Este tipo de medidas son impopulares entre los actores económicos, ya que las retenciones impactan directamente en la competitividad de las exportaciones. El aumento de retenciones podría desacelerar las inversiones, afectar la rentabilidad del campo y aumentar la tensión entre los productores y el gobierno. Por otro lado, el gobierno considera que es una fuente clave de ingresos fiscales para cubrir el déficit y estabilizar las finanzas públicas.

Análisis del impacto: ¿Qué significaba para las empresas agropecuarias?

La suba en los derechos de exportación no solo afectaba a los grandes jugadores del sector agropecuario, sino también a las pymes que formaban parte de la cadena de valor. El impacto de esta medida repercutiría transversalmente, afectando tanto a productores como a proveedores de insumos y servicios. Además, en el plano internacional, podría haber reducido la competitividad de los productos argentinos frente a sus competidores, particularmente en un contexto de precios globales volátiles.

Para las empresas medianas, la preocupación se centraba en cómo las retenciones afectaban su flujo de caja y capacidad para reinvertir en su crecimiento. El sector agroexportador había sido históricamente una columna vertebral de la economía nacional, y cualquier modificación en sus condiciones fiscales tenía el potencial de modificar la balanza comercial del país.

Por otro lado, algunos analistas sostenían que este tipo de aumentos podían llevar a una búsqueda de nuevas estrategias para minimizar el impacto, tales como la diversificación de mercados o la búsqueda de eficiencias dentro de las operaciones. Aun así, estos ajustes solían requerir tiempo y recursos que muchas empresas no tenían disponibles de manera inmediata.

Expectativas para el futuro: La perspectiva empresarial

Más allá de asegurar que la reducción y eliminación de retenciones estaba en su top 2 de impuestos a eliminar, Caputo no agregó más sobre el tema, argumentando que en el corto plazo no era posible debido a que el país, al tener muy baja credibilidad, debía mantener sí o sí el equilibrio fiscal.

Los empresarios vieron en la presentación de Caputo una oportunidad para conocer más detalles sobre la política económica para el próximo año. 2025 sería un año decisivo, con un panorama económico incierto tanto a nivel nacional como internacional. Las decisiones que se tomaran en el corto plazo tendrían un impacto duradero, especialmente en el ámbito exportador.

En este sentido, el diálogo entre el gobierno y el sector privado se volvía más relevante que nunca. Aunque la suba en las retenciones generaba tensiones, también era una oportunidad para abrir canales de negociación y encontrar soluciones que equilibraran las necesidades fiscales del gobierno con la vitalidad del sector productivo.

Los empresarios estuvieron atentos no solo a los anuncios, sino a las posibles señales de flexibilidad en las políticas económicas del gobierno. Cualquier indicio de que las retenciones pudieran ajustarse según las circunstancias del mercado, o que se ofrecieran medidas compensatorias, sería visto como una señal positiva para mantener las expectativas de crecimiento en el próximo año.

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