La Inteligencia Artificial, aplicada a la Medicina, permitirá a los profesionales dar cuenta del aumento de la cantidad de pacientes y modificará la forma de atender las enfermedades cardiovasculares. La tecnología posibilita hacer diagnósticos más certeros, menos variables y en menor cantidad de tiempo. Estas fueron algunas de las conclusiones del prestigioso cardiólogo argentino Roberto Lang, radicado hace casi medio siglo en los Estados Unidos, quien vino a Rosario para disertar sobre el uso de la Inteligencia Artificial en su especialidad en el marco del Congreso de Cardiología donde participaron unos 3.500 médicos del país y el exterior.
El profesional es director del laboratorio de imágenes cardíacas no invasivas y profesor de Medicina de la Universidad de Chicago y mantuvo un mano a mano con Rosario3. Reconoció las disparidades en calidad de atención de la salud tanto en países del primer mundo como en Argentina, así como también la elección de los médicos a la hora de optar especialidades más redituables que otras. También puso en debate la gratuidad de la educación universitaria en el país.
-¿Cuál es la importancia hoy de las enfermedades cardiovasculares como riesgo de mortalidad y discapacidad a nivel mundial?
-Es una situación muy particular, que también ocurre en Argentina, las enfermedades cardiovasculares van en aumento mientras que el número de médicos no, en un contexto de explosión total de la tecnología. Esto hace que los profesionales estén apabullados por la cantidad de información que tienen que manejar. La Inteligencia Artificial (IA) aplicada a la Medicina se vuelve muy prometedora porque es la única forma, si es que está aplicada, que permitirá a los médicos tratar la cantidad de pacientes. Con la tecnología se podrán hacer mejores diagnósticos y más tempranos.
-¿Por qué hay más enfermos cardiovasculares?
-Es una buena pregunta. Está el estrés, pero realmente es muy difícil para la gran mayoría de la gente seguir y mantener una vida sana, con ejercicios físicos y comida sana. Y cuando la gente no tiene dinero, se come muy mal. En Estados Unidos la gente de pocos recursos vive más lejos de lugares para comprar comida sana en proporción. Sabemos mucho más de prevención, pero las condiciones económicas no lo permiten y en esas poblaciones ves problemas de diabetes, obesidad o hipertensión. Encima se agrega la dificultad de contar con una cobertura práctica de salud.
-¿Existen variaciones regionales de ese riesgo? ¿Los argentinos somos más propensos a sufrir este tipo de enfermedades?
-En Estados Unidos la característica regiona. es realmente importante. Trabajo en un hospital universitario donde la gran mayoría que atendemos son pacientes negros, de color, que no tienen seguro médico. Ahí la enfermedad coronaria aumenta por la falta de recursos y supongo que en la Argentina, que ahora está tratando de arreglar una economía destrozada después de tantos años, también hay mucha gente que apenas tiene para comer. En ese contexto es muy difícil pensar dedicarme a mejorar las condiciones de salud. Las situaciones económicas que imperan tienen un impacto muy importante en el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares.
-¿Qué lugar ocupan las técnicas de imágenes como, ecografía, tomografía o resonancia magnética en el diagnóstico y manejo de las enfermedades cardiovasculares?
-Es un lugar sumamente relevante. En Argentina se practica una Medicina más clásica, el médico hace interrogatorio, examen físico, y después se piden algunos estudios de imágenes. En Estados Unidos se piden los estudios más rápido ya que al final es el estándar patrón. También tenemos las imágenes invasivas para lo cual se trabaja con un equipo con especialistas en imágenes. Hoy en la Cardiología hay un cambio, las plazas para cirujanos cardiovasculares no se llenan porque no hay menos reemplazos valvulares y con los stents coronarios medicados hay menos by pass.
-¿Cuáles son, a su criterio, los avances de mayor impacto en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares en los últimos años?
-Trabajo con imágenes cardíacas y estimo que un médico recibe tanta información que apenas tiene un 30 por ciento de su tiempo dedicado al contacto con los pacientes mientras que el resto del tiempo se lo pasa mirando estudios y cargando datos. Algo tiene que cambiar. Con la IA se va a poder en un principio hacer una cuantificación automática de las imágenes y va a sugerir un diagnóstico. Usted se hace un ecocardiograma y la computadora me va a sugerir tal enfermedad. Esto va a pasar en pocos años. Hoy el médico ve a un paciente, pide estudios y luego hace diagnóstico. Todo eso va a hacer al revés en un futuro. Primero se va a prever un diagnóstico y después los estudios corroborarán si la computadora estaba en lo correcto. Hoy el organismo que rige la aprobación y avala los estudios confirmó que hay al menos dos enfermedades que la computadora hace el diagnóstico con mayor certeza que lo haría un médico. La IA es el gran tema central de investigación. Sin embargo, este cambio va a tomar más tiempo en Argentina.
-¿Entonces, la IA aporta ese tipo de beneficio?
-Es la cuantificación automática y que tiene mucho menos variabilidad. Hoy a un estudio, un médico puede interpretarlo de manera diferente a otro, con la computadora esa variabilidad desaparece, hace un reporte automático y también tiene la posibilidad de sugerir un diagnóstico. Las imágenes no reemplazan a los médicos, sino que disminuyen la cantidad de tiempo para interpretar un ecocardiograma. hoy tardas unos 40 minutos mientras que con la IA obtienes lo mismo en 10 minutos. La cantidad de tiempo es muy importante. En Argentina eso aún no está ocurriendo, pero es lo que va a pasar, te guste o no.
-Existe preocupación en Argentina por el continuo ascenso en los costos en salud. Hay muchísimos adelantos pero cada vez más caros y se hace difícil acceder a ellos. ¿Cómo ve esta situación desde su lugar?
-En Estados Unidos también el sistema es injusto. El que tiene dinero recibe mejor atención. El que no tiene dinero no tiene seguro (de salud), y los que tienen seguros del gobierno son inferiores en cuanto a las prestaciones que reciben. Hay una disparidad importante y eso está más agravado en Argentina. Hay lugares de primer nivel con médicos muy capaces, pero a medida que te adentras en el interior del país hay hospitales que no tienen nada, solo la benevolencia del médico que trabaja. La buena cobertura es cara y pocos pueden pagarlo. Estamos lejos de ser Suecia, Finlandia, Noruega o Suiza.
-En nuestro país hay profesionales que buscan especialidades más redituables en detrimento de otras que, quizás, se necesitan más; o directamente se van al exterior...
-Pasa también en Estados Unidos. El chico que termina Medicina tiene una deuda entre 300 mil a medio millón de dólares por lo que pagaron para estudiar durante los cuatro años que dura la carrera. Así empiezan a pensar en una especialidad que les pueda retribuir ya que la diferencia de sueldo es abismal. La pediatría y los clínicos son los que menos ganan.
-La diferencia es que en Argentina la enseñanza de la Medicina es gratuita para los estudiantes mediante las universidades públicas.
-Estudié en la Universidad de Buenos Aires donde recibí una educación fantástica y me salió cero peso, y trato de devolver dando charlas o albergando en mi hospital a médicos argentinos que vienen a aprender. Pero hoy esa educación está disminuida. De alguna manera, una educación gratuita para todo el mundo no puede funcionar.