Marcela es una rosarina de 33 años que solicitó la restitución de su estado civil anterior a su matrimonio, el cual fue terminado hace tres años de mutuo acuerdo. Fue tras sentirse afectada en un malestar constante por los prejuicios sociales de otros al ser ella divorciada.
El recurso realizado se llama “sumaria información” porque es algo que debe declarar el juez y no hay controversia, no va en contra de nadie. Esto implicaría el cambio en su inscripción en el Registro Civil, el Registro Nacional de las Personas y toda entidad que implique la necesidad de registrar su estado civil.
La demanda fue rechazada por un juez de primera instancia en lo Civil y Comercial sin emitir fundamentos, por lo que junto a su abogada, Marcela presentará nuevamente el recurso en otro juzgado, e incluso piensan en llevar un proyecto de ley a la Legislatura, ya que “esto aplicaría a cualquier persona divorciada que se sienta víctima de un perjuicio emocional”.
La abogada de la mujer, Tamara Altamirano, precisó a Rosario3 que “evidentemente el mote de divorciados era un asunto tabú que, entendimos, había que trabajar. Marcela tuvo muchos mensajes de apoyo a partir de hacerse pública su demanda”.
Al tomar la decisión de avanzar, la letrada no encontró jurisprudencia en Argentina: “Decidimos avanzar porque entendemos que el derecho ya permite cambiar de nombre, cambiar de sexo, entonces, que no se pueda un cambio de estado civil es una disforia, un cepo civil”.
En la presentación judicial se avanzó en otros ejemplos: “Si los delincuentes (condenados, con sentencia cumplida o pena prescripta, por ejemplo), no tienen que acarrear esa «mancha» toda su vida; si los quebrados pueden recuperar también su plena libertad económica sin llevar un sello en la frente que diga «no te asocies conmigo porque seré un mal socio» perpetuamente, ¿por qué debo llevar una denominación que significa para mí: «objeto usado» o «de segunda mano»?”.
Tras conocer que su pedido fue rechazado, ahora la letrada trabaja “en profundizar algunos puntos y en ahondar en legislaciones de países donde quien se divorcia vuelve a un estado de libertad”.
Desde que Marcela tomó la decisión, “demandó un año de investigación en el marco legal”, aseveró su abogada, quien luego destacó: “El juez rechazó el asunto sin fundamentos, y entendemos que lo nuevo, desconocido, genera rechazo y dudas, y es por esto que los derechos de los individuos se encuentran estacionados, y deben aggiornarse a la vida actual”.
La abogada entonces manifestó su conformidad de que “al menos este asunto del prejuicio sobre las personas divorciadas deje de ser tabú en la sociedad: en el registro del Veraz se puede estar cinco años como máximo, los antecedentes penales o si quebrás, no son para toda la vida”.
Consultada sobre por qué el mote de divorciada tiene tan mala implicancia, Altamirano recordó: “Se encontró con que mucha gente emite juicios de valor en torno a cuánto duró su matrimonio o por qué no funcionó. Vas a hacer cualquier tipo de trámite, y en seguida te piden tu estado civil, y son datos muy sensibles como para que cualquiera conozca su historia. Todos se creen liberales, pero en la sociedad hay mucho prejuicio”.
Tamara y Marcela cursaron juntas la especialización en Derecho Tributario en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) hace unos años. “Ella me decía que consultaba a otros abogados porque no quería permanecer divorciada toda la vida, y ninguno le daba un fundamento. Le dije que bueno, había que investigar y buscar un marco legal al asunto”.
Marcela y su ex pareja se divorciaron de mutuo acuerdo luego de muchos años en pareja, y un año de casados. “Ellos no tienen hijos ni bienes en común, el único asunto que le quedó, es el mote de por vida”, apuntó la letrada.
La búsqueda es inclusiva para toda persona que sea divorciada que se sienta menoscabada en sus derechos. “Hay muchas otras personas a las que también les gustaría recuperar el estado civil de solteros tras haberse divorciado”, aseveró.
El término que pusieron en su recurso judicial fue tomado de varios idiomas: en francés “Nettoyage civil” y en inglés “Meritage status restoration”, para lo que ellas consideran que padece una “disforia civil”, porque se le restringe la posibilidad de cambiar su estado civil y la hace sentir atrapada en el divorcio”.