La salida de Ariel Michaloutsos de la dirección deportiva de Newell's, luego de algunas declaraciones públicas del presidente Ignacio Astore, hizo mucho ruido en el ámbito del fútbol argentino. No solo porque el club del Parque lo fue a buscar cuando el profesional estaba realizando su trabajo en River y un tiempo después lo desvinculó, sino por la cantidad de apellidos que pasaron por ese puesto en poco más de dos años: Julio Saldaña, Horacio García y Pablo Guiñazú. Hace algunos días, Rosario3 realizó un exhaustivo detalle respecto de la tarea de cada uno y de sus mercados de pases, pero esta vez la pregunta que flota, no solo en Newell's, sino en el futbol argentino es ¿para qué sirven los directores deportivos?

Tan difusa es la cuestión, que en cada club se lo nombra de manera diferente. En algunos clubes el rótulo fue variando según el apellido que lo sucede. Mánager, director deportivo, coordinador de fútbol profesional y, hoy, asesor deportivo. Este último es el título con el que llega Ruben Capria, presentado hace algunos días.

Lo particular del caso Newell's es que ninguno de los cuatro directores deportivos duró más de 8 meses en esta gestión: Saldaña estuvo entre septiembre de 2021 y mayo de 2022, cuando decidió renunciar por “motivos personales”; Horacio García trabajo de diciembre de 2022 a enero de 2023, pero falleció; el Cholo Guiñazú se sumó unos seis meses después del fallecimiento de García y desempeñó el rol de mánager entre junio y noviembre de 2023 y Ariel Michaloutsos estuvo desde diciembre de 2023 a agosto de 2024. En consecuencia, lo breve de las gestiones condiciona la tarea para la cual, presuntamente, es necesario tiempo y dejar madurar el trabajo.

Pero no es el tiempo el único elemento en cuestión. La raíz de todo esto apunta hacia cuál es el trabajo que el manager realiza y cuál es el motivo por el cual es necesario un especialista en el área.

“La idea es que las decisiones sean institucionales, no de una persona. Tuve la palabra del presidente del club (Ignacio Astore) para que así suceda (…) No creo que un plantel se pueda armar, si no sos poderoso económicamente, de un día para el otro. Tiene que haber un proceso y un método que trascienda las personas que estemos o pasemos por la institución”, contaba Michaloutsos en su video presentación.

Motivado por lo que ocurrió en Newell's en el último tiempo, el periodista y scout del Mónaco Francés, Camilo Franckabudski, expresó en una nota de opinión: "Vemos cómo reina la confusión, cómo es lo mismo hablar de directores deportivos, managers, secretarios de fútbol, secretarios técnicos, Consejos de fútbol. Todo pareciera ser lo mismo y no lo es. Todo se mezcla. Por eso estoy convencido de que el término “director deportivo” es imposible de aplicarse en nuestro país porque ninguna persona que ejerza ese cargo tiene potestad plena para intervenir en una dirección deportiva integral que abarque todas o casi todas las esferas futbolísticas de un club. Suena muy bien, pero dista de lo real, lamentablemente. Ni siquiera pudieron hacerlo referentes de los clubes como por ejemplo Diego Milito, quien incluso reconoció públicamente que su rol como director deportivo en Racing tenía un techo y más de eso no podía construir".

"En la Argentina casi nadie confía en las direcciones deportivas, sólo las utiliza para que solucionen mágicamente años de malas administraciones, sin visión a futuro, y como un medio para excusarse, lo que distorsiona y contamina toda esencia. Sin dudas que hay excepciones y de ellas tenemos que valernos para continuar creyendo que un cambio radical es posible. También es importante plantear que en la mayoría de los casos se incurre en el error de no explicar qué es lo que se hace, cómo se hace y cuáles son los fundamentos de una verdadera dirección deportiva", agrega Franckabudski.

En declaraciones periodísticas, Cholo Guiñazú expresaba al dejar su cargo de coordinador de fútbol profesional: "Yo llegué con Heinze y tenía que irme con él". Desde el club expresaron por entonces: "Es normal que dé un paso al costado si se va el entrenador".

Parece que ni los propios protagonistas tiene claro su rol. Se supone que una de las tantas tareas del manager es elegir a los entrenadores, es decir, ser él quien decida el rumbo del equipo profesional, y no irse con ellos. Al menos eso pasó con Enzo Francescoli en el ejemplo más exitoso de los conocidos en nuestro país.

"Yo como director deportivo no puedo traer un jugador si el técnico no lo quiere, si lo tiene que poner él. Lo tengo más que comprobado. A veces veo estas cosas en otros clubes", dijo  en una entrevista Francescoli. 

En referencia a otras experiencias, Gabriel Milito habló tras su paso por Argentinos Juniors y de su gran relación con el manager Raúl Sanzotti: "Me sentí muy cómodo con él, una persona extraordinaria. Todo lo que hicimos, lo hicimos juntos. No hubo un solo fichaje en donde él o yo no estuviéramos convencidos. Hemos hecho un trabajo de equipo muy bueno". Eso trae a la memoria una frase de Gabriel Heinze en conferencia de prensa, cuando fue consultado respecto de la contratación de Augusto Schott por Cholo Guiñazú: "Es un jugador joven que le ha gustado a la secretaría técnica, y ellos han decidido un jugador en ese puesto. Nada más. Por el momento no tengo otra explicación más para darte".

En las últimas horas, el presidente leproso dejó entrever en una entrevista periodística que los desacuerdos con Ariel Michaloutsos tenían como foco de la cuestión la logística del trabajo: el director deportivo pretendía que no hubiera intermediarios en las decisiones y el mandatario rojinegro pretendía otra cosa: "Quería un formato al que no nos pudimos acoplar, a mí me gustan más las mesas de trabajo y no que hable directamente con el presidente", dijo Astore.

El mismo Heinze, en tiempos en los que se quedó sin su ladero Horacio García, tuvo que asumir ese rol en la búsqueda de incorporaciones. Cuándo se empezó a dudar de su continuidad, se lo consultó por los directivos que pretendían que su ciclo no siguiera y el Gringo respondía con su frontalidad habitual: "Quienes son, no los conozco". Esa y otras frases indican que tampoco estaba en línea con la idea del presidente de tener una mesa de diálogo.

De todo esto, se deduce que Newell's estuvo transitando caminos que no exploró antes. Si al presidente le gusta trabajar con una mesa de consenso, sus decisiones fueron a contramano de esa idea, porque en estos casos se expresa públicamente que el modo de trabajo era incompatible con lo que la directiva buscaba. Con el paso del tiempo, se supo que Saldaña también se fue de su cargo por desacuerdos con esa mesa de trabajo.

Son las primeras horas de Ruben Capria en el club, el término "asesor" para denominar su cargo no parece involuntario. Hay una diferencia entre asesorar y decidir, habrá que esperar los primeros movimientos para ver cuánta fuerza tienen sus palabras y sus actos. El club traía un rumbo que parecía contraponerse con la idea que se postulaba públicamente. La nueva era dirá si eso sigue o cambió. Lo único que queda claro es que en el fútbol argentino cada club tiene un manual propio y tacha párrafos cuándo le conviene.