Actualmente y a partir de la viralización de información en distintas plataformas, muchas corrientes promueven el empleo de unas lámparas de luz roja que, dicen, favorecen el sueño nocturno. Según Cronobiología de la Sociedad Española del Sueño (SES), esto es un mito.
"Siempre se debe huir de los aparatos de luminoterapia que nos intentan vender para dormir mejor", resaltaron. Más allá de eso, sí es cierto que la luz azul o muy blanca puede interferir en la calidad de sueño, el cual está regulado por dos procesos: "Uno de ellos consiste en un reloj localizado en el hipotálamo, sincronizado con el ciclo de luz y oscuridad que, por medio la retina y a través de la melanopsina -un fotopigmento situado en las células ganglionares fotosensibles de la retina-que es sensible a la luz azul".
Huir de la luz azul por la noche
Las luces muy blancas, con muy alto contenido de azul, son muy beneficiosas durante el día. Sucede que, durante la noche, envían un mensaje erróneo de que "todavía es de día" y que la propia fisiología debe mantenerse en el día, alejando el tiempo de sueño.
En cuanto a la luz roja o naranja, la misma evita las longitudes de onda que activan durante la noche, pero deben evitarse los mitos pseudocientíficos. Si bien, de elegir, para las últimas horas de estar despiertos es mejor alumbrarse con lámparas cálidas, no necesariamente debe tratarse de una luz roja.
"Como animales diurnos que somos, la fisiología reserva el tiempo para el reposo y el sueño. Si recibimos luz muy intensa antes de irnos a dormir, nuestro cerebro lo interpreta como que es de día y pone mecanismos de mantenimiento de vigilia y no de conciliación del sueño. Por eso, antes de dormir, deben evitarse las luces intensas", remarcaron.
En tal sentido, la fisiología humana está preparada para recibir luces cálidas de baja intensidad, como la proporcionada por una vela o una hoguera: "Todo lo que se exceda de eso puede producir un retraso en el reloj circadiano y perjudicar el sueño".
La reducción de la melatonina, molécula de la oscuridad
Utilizar luces intensas a última hora del día reduce la secreción de melatonina, lo cual puede perjudicar al sueño nocturno: "La melatonina o 'molécula de la oscuridad' comienza a segregarse cuando se acerca la noche, poniendo en marcha mecanismos vinculados al sueño. Pero hay otros mecanismos, no sólo la luz, que pueden interferir en el descanso nocturno, de manera que tardaremos más en conciliar el sueño".
En este punto, recuerdan los perjuicios de ir a la cama con el teléfono móvil o tablet, no sólo por la luz sino por el contenido consumido. Toda activación cognitiva puede ser más perjudicial para el sueño que la luz en sí misma.
Por ello, los expertos resaltan que "si en casa tenemos una luz muy respetuosa pero hacemos actividades que nos activan mucho, o llevamos rutinas no precisamente buenas para el sueño, el sueño se verá igualmente perjudicado".
Fuente: Infosalus.