La rizartrosis es uno de los tipos de artrosis que, en este caso, afecta a la raíz del dedo pulgar de la mano con una importante repercusión en las actividades de la vida cotidiana ya que los ligamentos a los que afecta permiten realizar el movimiento de pinza, clave para actividades diarias como abrir una puerta o tomar objetos.
Esta patología se produce con el paso de los años, en donde la articulación que une al dedo pulgar con la muñeca se degenera. De esta forma, síntomas como dolor, rigidez o limitación del movimiento entorpecen o imposibilitan la realización de actividades en donde necesariamente debe participar el dedo pulgar.
Estadísticamente, es una afección que se presenta mayormente en mujeres que han llegado a la menopausia, o en personas que se han dedicado a realizar trabajos manuales en forma prolongada a través del tiempo. Actualmente, el uso abusivo de las nuevas tecnologías constituye un nuevo factor de riesgo, pudiendo causar este tipo de lesiones a raíz de los movimientos repetitivos al usar de forma continua un mouse en una PC o la ubicación de los dedos al utilizar una pantalla táctil.
Las nuevas tecnologías, un nuevo factor de riesgo
En teclados táctiles, como sucede en los smartphones, los movimientos son repetitivos y prolongados pudiendo desencadenar inflamación en la zona, sobre todo en dedos pulgar e índice. En algunos casos y según como se tome el dispositivo, puede suceder lo propio con el dedo meñique. Todo ello afecta a los tendones y dolor en la mano.
“Por otra parte, mientras se usan estos dispositivos, la atención se centra en la actividad que se está realizando, y se inhiben involuntariamente los mecanismos de alerta y dolor, lo que impide a la persona detectar el malestar que le genera ese uso continuado del dispositivo hasta que se relaja o finaliza la actividad”, indicaron expertos de un laboratorio español.
Factores de riesgo tradicionales
Existen distintos factores que pueden producir un desgaste en la articulación trapeciometacarpiana:
-La edad: El paso de los años aumenta el riesgo de padecer artrosis, de forma paralela al envejecimiento general del cuerpo.
-El género: La prevalencia es mayor en mujeres.
-Factores hormonales: Por ejemplo, la menopausia precoz o los desequilibrios hormonales.
-Obesidad y vida sedentaria: El sobrepeso corporal aumenta el desgaste articular.
-Factores mecánicos: Haber desempeñado habitualmente durante años trabajos manuales puede aumentar el riesgo de padecer rizartrosis. Por ejemplo, dentistas, profesores, amas de casa, guitarristas, pianistas, escritores y las personas dedicadas a la peluquería, limpieza o albañilería pueden verse afectadas. También sucede lo propio con trabajos relacionados con la carga directa en manos.
Por otra parte y según algunos investigadores, el origen étnico puede considerarse como un factor protector. Por ejemplo, la rizartrosis es menos frecuente en personas de origen chino que entre la población blanca norteamericana.
Tratamiento
A mayor avance de rizartrosis, más fuerza pierde el dedo y más grande es la destrucción y deformidad de la articulación. De esta forma, movimientos que se han realizado durante toda la vida empiezan a resultar muy difíciles o imposibles de realizar.
Si bien la cirugía puede dar buenos resultados si fuera necesaria, el tratamiento de esta enfermedad degenerativa se basa en aliviar el dolor y frenar parcialmente su avance mediante fármacos, siempre bajo prescripción médica.
A su vez, puede recurrirse al uso de muñequeras, órtesis y férulas para ayudar a descansar la articulación, así como también existen programas de ejercicios que potencian la musculatura de la mano y su movilidad.
Detectar la rizartrosis lo antes posible permite que los tratamientos sean más eficaces, puesto que suele avanzar lentamente y en brotes.
“Es importante identificar las actividades y gestos que mayor dolor provocan para así modificarlos o adaptarlos en lo posible. Por ejemplo, usar cubiertos y utensilios de cocina de materiales livianos o hacer la compra con carrito. Y, por supuesto, revisar y regular el uso diario de las nuevas tecnologías”, señalaron.
Claves para mejorar el día a día con rizartrosis
-Elegir utensilios con una forma y peso apropiados: Por ejemplo, un cuchillo con un mango más grueso resulta más fácil de agarrar y controlar. También las tareas en la cocina serán más sencillas si se dispone de ollas, platos y cubiertos de aluminio o plástico.
-Utilizar aparatos electrónicos en la cocina: En las tareas que impliquen el uso intensivo del pulgar, puede ayudarse con electrodomésticos como el exprimidor, el pelador, la batidora o el abrelatas. Y, en lugar de fregar, puede emplearse el lavavajillas en caso de acceder al mismo.
-Liberar las manos siempre que sea posible: Los expertos aconsejan no aguantar mucho peso con las manos si se sufre rizartrosis. De esta forma, un carrito o una bolsa que pueda colgarse de un hombro son una buena opción para hacer la compra o transportar las cosas.
-Evitar forzar el pulgar: Al llevar un bolso o maleta, es mejor tirar de ella con los cuatro dedos, no solo con el pulgar.
-Evitar realizar movimientos repetitivos con este dedo durante largos periodos de tiempo: Por ejemplo, coser, escribir, así como usar en exceso de manera prolongada los dispositivos como el mouse de la computadora o el smartphone.
-Seguir un programa de ejercicios personalizado. Estos deben estar siempre adecuados al diagnóstico y al grado de la lesión. En las fases iniciales serán de potenciación y de fuerza, como flexionar y extender los dedos sobre una mesa o mover el pulgar haciendo círculos grandes. En las fases más avanzadas, conviene hacer ejercicios activos suaves.
-Aprovechar lo que rodea para ejercitar los dedos: Utilizar objetos del entorno cotidiano para practicar ese tipo de ejercicios. Estos mejorarán la movilidad de los dedos como encender un mechero, pulverizar un espray, teclear en la computadora o dibujar, etc.
-Relajar las manos en agua caliente: Este hábito puede ayudar a reducir el dolor y la rigidez. También se aconsejan los baños de contraste, alternando agua fría con agua cliente, o aplicar hielo, nunca directamente, sino, por ejemplo, envuelto en un paño o toalla. El médico o fisioterapeuta indicará lo más adecuado en función de cada caso.
-Recurrir a elementos de ayuda: Las muñequeras textiles (siempre que inmovilicen también la articulación que une el pulgar con la muñeca) absorben los constantes micromovimientos que se realizan durante el día de manera inconsciente. También permiten realizar actividades cotidianas que impliquen gestos repetitivos o forzados de garra y pinza manual. Durante las fases de mayor dolor, puede ser útil el empleo de la férulas de reposo por las noches.
-Por prescripción médica, utilizar antiinflamatorios o analgésicos cuando sea necesario, sobre todo en días de más dolor o donde se necesiten usar las manos más de lo habitual.
-Acudir al médico si se presentan síntomas en el dedo pulgar: En caso de no tener diagnóstico, si se siente un dolor continuo en el dedo pulgar o que este dolor evoluciona más al realizar movimientos cotidianos, si se presenta rigidez, inflamación o incluso deformidad y si, además, se es mayor de 60 años o se ha realizado trabajo manual durante la vida, acudir al médico. Un diagnóstico precoz ayuda a controlar los síntomas y la evolución de la rizartrosis.
Fuente: EFE.