Cada vez se detectan más casos de hipertensión infantil a través de comenzar a controlar la tensión en los niños en sus visitas al pediatra. En este aspecto, se analizó una prevalencia creciente así como elevada comorbilidad a medio y largo plazo. La elevada prevalencia de obesidad, los hábitos alimenticios y el sedentarismo son causa del creciente número de niños hipertensos.

Obesidad infantil e hipertensión

Desde la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas (SECPCC) señalaron que un factor que condiciona sin dudas a la hipertensión es la obesidad. "Al haber más niños obesos, existen más niños hipertensos", explicaron.

Además, entre las principales causas que hay detrás de la hipertensión en la infancia se encuentran los problemas renales, cardíacos, endocrinos y la apnea en el sueño.

Una gran enmascarada

En ocasiones, en medicina se tiende a “negar” la propia hipertensión en la infancia. Por ejemplo, señalaron que en ocasiones al tomar la tensión en el control médico, si la misma sale alta suele pensarse en la "hipertensión de bata blanca", causada por los nervios mismos de la prueba. Sin embargo, recomiendan hacer más estudios que permitan arribar a un diagnóstico certero para brindar el tratamiento correcto.

La hipertensión es “como la gran enmascarada”, puesto que al no dar síntomas en los primeros años, pasa desapercibida. Los expertos concluyen que en pediatría siempre hay una causa de hipertensión y hay que buscar el origen.

¿Se pude revertir la hipertensión en la infancia?

En el caso de la hipertensión por obesidad la solución es compleja, porque en la mayoría de los casos depende de la dieta y del estilo de vida: se comen muchas grasas y se hace poco ejercicio ya a edades muy precoces. Y cuanto más tiempo de evolución tiene, más difícil es de corregir.

“El problema es que esto no lo ve la familia y a lo mejor no es un tratamiento de niño, es un tratamiento de la familia. El niño va a hacer lo que ve en la familia”, resaltaron.

El tratamiento

Para la hipertensión en la infancia, primero se realiza el tratamiento no farmacológico, como la dieta, que “es una gran arma terapétuica” al igual que el ejercicio físico, pero “el de verdad”, regulado y ordenado. Hay que hacerlo de forma progresiva, mantenida y acorde a las características del niño, explica el cardiólogo.

Luego entran los tratamientos médicos. En este sentido, si la hipertensión tiene una causa etiológica, hay que ir a por ella. Un ejemplo es la tiroiditis, por lo que debe tratarse la misma y en consecuencia se mejorará el diagnóstico de hipertensión.

Vigilar los órganos “diana”

Vigilar los órganos “diana” a los que puede afectar la hipertensión, como el corazón, resulta clave porque se hace más hipertrófico al luchar contra esa presión de la tensión arterial. Lo mismo sucede con el riñón, así como el cerebro, porque al igual que en los adultos la hipertensión puede provocar ictus, en los niños este órgano es más plástico y no suelen ocurrir, pero hay que vigilarlo.

Y por último, vigilar los ojos, la vista. Esto se debe a que hay que controlar si existe retinopatía a causa de la hipertensión.

 

Fuente: EFE.