Los virus de gripe aviar representan una amenaza cada vez mayor para los seres humanos, a raíz de que pueden replicarse incluso a temperaturas superiores a las que alcanza la fiebre, el mecanismo clave del organismo para frenar infecciones. Así lo revela una investigación internacional dirigida por las universidades de Cambridge y Glasgow (Reino Unido), cuyos hallazgos se publicaron en Science.

El trabajo identificó un gen aviar que confiere a los virus la capacidad de resistir a las altas temperaturas asociadas a la fiebre humana. Dicho gen estuvo presente en los virus que originaron las pandemias de 1957 y 1968, las más letales luego de la de 1918.

Cada año, los virus de gripe humana causan millones de infecciones. Los más comunes son los de influenza A, los cuales infectan las vías respiratorias superiores en donde la temperatura ronda los 33°C en lugar de los pulmones profundos (37° C).

La defensas de la fiebre

El virus es capaz de replicarse y propagarse por el organismo, lo que puede provocar una enfermedad grave. En pos de defenderse, el cuerpo activa la fiebre que puede llegar a elevar la temperatura corporal hasta los 41° C.

Hasta el momento no se sabía cómo la fiebre detiene los virus ni por qué algunos logran sobrevivir. Los virus de gripe aviar suelen prosperar en vías respiratorias bajas y, en huéspedes como patos y gaviotas, infectan el intestino donde las temperaturas alcanzan entre 40°C y 42°C. Esto los vuelve más resistentes a las condiciones febriles humanas.

Estudios previos con células cultivadas sugerían que los virus aviares toleran mejor las temperaturas típicas de la fiebre humana. El estudio publicado hoy buscaba explicar cómo actúa la fiebre y por qué puede no ser suficiente frente a estos virus.

Ratones infectados 

Para ello, los investigadores emplearon ratones infectados con la cepa H1N1 PR8, adaptada para causar enfermedad grave en estos animales. Elevaron su temperatura corporal (los ratones no desarrollan fiebre de forma natural) y comprobaron que la fiebre frena la replicación de los virus humanos, pero apenas afecta a los aviares.

Un aumento de solo 2 ºC convirtió una infección letal en una enfermedad leve en el caso de la gripe humana. El análisis también reveló que el gen PB1, esencial para la replicación del genoma viral, determina la sensibilidad a la temperatura. Los virus que portaban la versión aviar de este gen resistieron la fiebre y causaron enfermedad grave en los ratones.

Según advierte el estudio, este hallazgo es relevante porque los virus humanos y aviares pueden intercambiar genes cuando infectan al mismo huésped.

La capacidad de los virus para intercambiar genes es una amenaza constante. Lo vimos en pandemias anteriores, como las de 1957 y 1968, cuando un virus humano incorporó el gen PB1 de una cepa aviar”, indicaron.

Además, subrayaron que “es crucial” vigilar las cepas aviares para anticipar brotes e identificar las más virulentas. En la misma línea, recordaron que, aunque las infecciones humanas por gripe aviar son poco frecuentes, se registran decenas de casos cada año.

La amenaza de los H5N1

“Comprender qué hace que estos virus causen enfermedad grave es clave para la vigilancia y la preparación ante pandemias, especialmente por la amenaza que representan los H5N1”, añadieron.

Aunque los hallazgos podrían influir en el tratamiento, el equipo advierte que se necesita más investigación antes de modificar las directrices. La fiebre se trata habitualmente con antipiréticos como aspirina o ibuprofeno, pero hay evidencia clínica de que reducirla no siempre beneficia al paciente y puede incluso favorecer la transmisión de los virus de la influenza A.

Fuente: SINC.