La pubalgia es un conjunto de síntomas de dolor que afectan a la zona del pubis, concretamente a la región donde se insertan los músculos abductores, es decir, la zona baja del abdomen y zona púbica. Si bien es frecuente entre deportistas, sobre todo en futbolistas como es el caso de Lamine Yamal, puede afectar a cualquier persona expuesta a actividades o movimientos repetitivos de miembros inferiores.

De hecho, la pubalgia es provocada por la exigencia física derivada de movimientos repetitivos que implican cambio de dirección, aceleraciones y esfuerzos abdominales intensos. Por este motivo, en deportes como fútbol, correr o hockey, suelen darse con más frecuencia.

Si bien no es una enfermedad, es un síndrome (conjunto de síntomas) que refleja la sobrecarga o lesión de estructuras que se insertan en la región ilio-pubiana.

Síntomas y causas

El principal síntoma de la pubalgia es el dolor localizado e intenso en el centro de la pared anterior de la sínfisis púbica, una zona que une los dos huesos del pubis en la parte delantera de la pelvis. Dicho dolor puede irradiarse hacia los aductores o abdomen, y se puede intensificar con el esfuerzo físico. En ciertos casos, el cuadro puede comenzar con una lesión menor como la rodilla, y evolucionar hasta lograr comprometer los aductores y el abdomen, generando una "fase aguda" de dolor.

Algunos estudios médicos señalan que los futbolistas jóvenes tienen mayor probabilidad de sufrir pubalgia, lo que se debe, principalmente, a dos factores:

-Uno tiene que ver con las condiciones de los terrenos de juego, que suelen ser de peor estado en categorías inferiores (campos de fútbol de hierba artificial, por ejemplo).

-El otro es de tipo fisiológico: la unión del tendón del aductor con el hueso de la sínfisis púbica aún no está completamente madura. Esta situación puede provocar "microarrancamientos" que generan zonas de dolor agudo. 

Por otra parte, la pared abdominal en los deportistas jóvenes suele ser más débil, lo que agrava el desequilibrio entre la fuerza de los aductores y la resistencia abdominal.

Otros síntomas serían:

-Dolor al levantarse de la cama o cambiar de posición.

-Dolor tras periodos de sedestación largos.

-Renguera intermitente.

-Sensación de rigidez en la zona púbica.

-Disminución del rendimiento deportivo.

-Molestias al toser o estornudar.

-Dolor al realizar ejercicios abdominales y ejercicios que impliquen sobre todo a los aductores.

Tratamientos y recuperación

El tratamiento puede ser conservador o quirúrgico, según la gravedad del cuadro. Mayormente, se recomienda iniciar un tratamiento conservador que incluye fisioterapia, trabajo con preparadores físicos y ejercicios para fortalecer la zona abdominal logrando estabilizar la pelvis.

Este enfoque busca evitar la cirugía, que solo se considera cuando el dolor persiste y el deportista empieza a perder capacidad de rendimiento.

La duración del tratamiento varía según el caso. En situaciones leves, la mejoría puede llegar en unas semanas con reposo, hielo y ejercicios específicos. Sin embargo, en casos crónicos, la recuperación puede extenderse de tres a seis meses o incluso más.

Por otra parte, cuando la cirugía es necesaria, el procedimiento consiste en debilitar los músculos aductores y reforzar la pared abdominal. 

Pronóstico y prevención

La pubalgia no suele poner en riesgo la carrera deportiva si se siguen los protocolos adecuados. Sin embargo, ignorar los síntomas o retrasar el tratamiento puede provocar una disminución del rendimiento físico y psicológico del jugador.

Para un correcto diagnóstico, resulta indispensable acudir a un profesional de la salud (preferentemente traumatólogo), que realice una exploración física y, de considerarlo, pruebas complementarias como ecografías, radiografías o resonancias magnéticas.

Por otra parte, expertos sostienen que la prevención es clave. Para prevenir la pubalgia conviene mantener un equilibrio entre la fuerza de los aductores y la estabilidad de la pared abdominal, así como realizar una preparación física adecuada y respetar los tiempos de recuperación ante cualquier molestia. 

Con un diagnóstico temprano y un tratamiento correcto, la mayoría de los deportistas pueden superar esta lesión y volver a competir con normalidad.

Fuente: EFE.