Quienes sobreviven a un infarto agudo de miocardio, cuentan con un riesgo significativamente mayor de experimentar nuevos eventos cardiovasculares. La evidencia científica indica que este riesgo es especialmente alto durante el primer año de sucedido el evento primero.

Desde el Hospital Universitario de Bellvitge (HUB) junto a la firma Novartis, se desarrolló una herramienta pionera en el uso inteligente de datos que podría revolucionar la prevención en ese primer año antes mencionado. El denominado "Proyecto Artemis" ofrece una visión en tiempo real del estado de los pacientes, anticipando posibles complicaciones.

Proyecto Artemis.

Artemis será presentado en el Congreso de la Sociedad Catalana de Cardiología este jueves, 30 de mayo, como un programa multidisciplinar centrado en el paciente, que atiende a más de 250 personas por año.

Esta herramienta digital, la primera de este tipo en España, combina reingeniería de procesos y empleo de datos inteligentes para la toma de decisiones médicas. “Comenzamos a monitorizar en tiempo real los resultados, lo que nos permitirá detectar y localizar a pacientes fuera de rango de control de factores de riesgo cardiovascular”, afirmaron los investigadores.

Hasta el momento, salvo que el propio paciente o sus familias se contacten con los cardiólogos, era imposible anoticiarse de las incidencias de salud más allá de los controles de seguimiento. "Ahora podremos valorar muchos parámetros de analíticas, datos biométricos y otras pruebas que pueden influir en la evolución del paciente", detallaron.

De esta forma, las intervenciones serán oportunas, se brindará la educación específica e individualizada, y se mejorarán los resultados a largo plazo.

Artemis ofrece un seguimiento coordinado durante los doce meses posteriores al alta hospitalaria, tanto en el ámbito hospitalario como en la atención primaria, y se organizan todos los elementos necesarios para la rehabilitación y recuperación de las personas después de sufrir un síndrome coronario agudo.

“Se ha demostrado que la morbilidad y mortalidad después de un evento coronario se reducen orientando a los pacientes a adquirir hábitos de vida saludables, con deshabituación tabáquica, manejo farmacológico e implementación de un programa de rehabilitación cardíaca que aborda el control de los factores de riesgo cardiovascular en la prevención secundaria, el entrenamiento mediante el ejercicio físico, el autocuidado y la dieta, así como el acompañamiento psicológico”, concluyeron.

 

Fuente: SINC.