La Navidad en el hemisferio sur se vive con altas temperaturas, encuentros al aire libre y un clima relajado que también se refleja en la elección del perfume. En esta época, las fragancias intensas y dulces suelen resultar pesadas, por eso ganan terreno los aromas frescos, luminosos y fáciles de llevar, ideales para acompañar largas cenas y celebraciones sin saturar.
Las fragancias cítricas son un clásico infalible para esta época del año. Con notas de limón, bergamota, naranja o mandarina, aportan una sensación inmediata de frescura y energía. Son ideales para quienes buscan un aroma limpio y vibrante, perfecto tanto para el inicio de la noche como para reuniones que se extienden hasta la madrugada.
Otra familia muy elegida en verano es la de las fragancias acuáticas o marinas, que evocan brisa, agua y naturaleza. Suelen ser perfumes livianos, con acordes transparentes y refrescantes, ideales para climas calurosos y para quienes prefieren aromas sutiles pero duraderos. Funcionan muy bien en celebraciones informales y al aire libre.
Para quienes no quieren resignar un toque femenino o elegante, las florales livianas son una gran alternativa. Rosas frescas, jazmín suave, flor de azahar o peonía ofrecen un perfil delicado y moderno, lejos de las versiones intensas del invierno. Son fragancias equilibradas, frescas y muy acordes al espíritu festivo de la Navidad.
Por último, las fragancias verdes o con notas herbales ganan protagonismo en verano. Acordes de hojas, té, menta o hierbas aromáticas transmiten sensación de limpieza y naturalidad. Son ideales para quienes buscan algo diferente, fresco y sofisticado, sin caer en aromas demasiado dulces o invasivos.



