El periodista y docente español Miguel Carvajal Prieto, en su paso por Argentina invitado por Telecom para disertar sobre los desafíos de los medios ante las nuevas tecnologías en el cilclo de charlas Innovación, tecnologías y periodismo, dejó sus impresiones sobre la figura y el gobierno del presidente Javier Milei. Lo hizo en el medio de una semana donde se prohibió la difusión de audios de la secretaria general de la Presidencia y hermana del jefe de Estado, Karina Milei, y en la previa a las elecciones en la provincia de Buenos Aires.
En un mano a mano que tuvo con Rosario3, el especialista respondió:
-¿Cómo ves la figura del presidente Milei?
-Es una figura muy histriónica y muy polémica; espectacular para la TV que ha sabido captar y han convertido en verdaderos memes como aquel que levantaba las etiquetas de los ministros que pensaba eliminar o el de la motosierra. Se lo ve como un agente de la extrema derecha internacional, vinculado a los grandes líderes de ese espacio. Se lo mira también como alguien que consiguió bajar la inflación a un récord histórico pero no se sabe hasta qué punto va a llegar.
-¿Qué sucedería en su país si hubiese un fallo judicial, a pedido del gobierno, que impida difundir información a los periodistas?
-Sería un escándalo. Que un fallo judicial te impida difundir información es brutal. En mi país estamos cerca (de algo así) porque en el Parlamento está en discusión un documento donde se les impide trabajar a determinados activistas y nuevos periodistas, de participar en las ruedas de prensa. Se trata de un cambio de la normativa interna por la que van a tener que salir del Parlamento y no van a poder preguntar a los políticos. Se argumenta que están incomodando, que embarran las discusiones, que no respetan, que captan los gestos y movimientos (de los políticos) y los suben a redes.
-¿Cómo se entiende que un espacio que reivindica a la libertad, como el del presidente argentino, al mismo tiempo pide cercenar la posibilidad de difusión de información (como los audios de la hermana del presidente)?
-Es una gran contradicción. No se puede cercenar al trabajo periodístico cuando tu premisa ideológica es la libertad. Si propones un espacio donde las empresas puedan crear bienes, servicios, importar y producir, también tienes que dejar espacio libre en el mercado de la opinión pública. No puedes acallar voces que no te gustan. Eso me parece que es bien anti-libertario, es totalitario, encubierto para controlar la opinión pública. Y me remite a países donde no hay democracia plena como Venezuela o Corea del norte.
-¿De qué forma leen las audiencias esa puja del gobierno con los medios y los periodistas?
-Las audiencias están ya posicionadas en la grieta. Las más polarizadas, según a quienes cercenan apoyan o no siempre encuentran justificaciones para su teoría del refuerzo o su posicionamiento ideológico. Hay otro grupo de gente, ojalá que cada vez sean más, entiende que todo el mundo tiene que tener espacio para posicionar sus mensajes o dar su opinión sin mecanismos de control aunque perjudiquen sus puntos de vistas.
-Y en ese contexto se da un proceso de apatía ciudadana con una mirada negativa hacia la política y también con los medios...
-Es un reto para que nosotros (los periodistas y los medios) podamos aportar algo. Pero es un reto de los políticos y líderes que aparecen y que durante los últimos 20 o 30 años lo que han hecho es cargarse con su capital simbólico y social. La gente está harta porque ha visto casos de corrupción, en uno y otro lado, y el desgaste general de los políticos arrastra también a los medios. Según los informes de confianza, estamos un poquito mejor que los políticos, pero no mucho mejor que el resto de la sociedad y es porque somos los que informamos sobre la política. Estamos contaminados por ese malestar, con una desconfianza por el mensaje político, y la gente está cada vez menos interesada en las instituciones y medios. (En Argentina) me he encontrado con esa reacción de desconfianza ante los medios y no veo que nadie hable de aire puro y confianza. Es un problema global que se da también en España y en diferentes partes del mundo.



