Las enfermedades crónicas no transmisibles y entre ellas, las cardiovasculares, representan la causa más común de muerte a nivel global; y la hipertensión es el principal factor de riesgo para sufrir enfermedades vasculares. Por esa razón, desde hace ya varios años, se vienen chequeando peso, talla e hipertensión en la población infantil, a fin de intervenir a tiempo. La Sociedad de Cardiología de Rosario (SCR) realizó un estudio en escuelas de la ciudad que arrojó cifras alarmantes y llama a promover campañas de concientización que impulsen el cambio de hábitos y de alimentación. En el programa A la Vuelta (Radio 2), la presidenta del Comité de Hipertensión Arterial y Cardiometabolismo de la SCR, Julia Márquez, dio detalles del relevamiento.
Obtenido el consentimiento informado de madres, padres y escolares, respectivamente, la institución –junto al Ministerio de Educación y alumnos de la Universidad Nacional de Rosario– evaluaron a 337 niñas y niños de 11 y 12 años, de ambos sexos, pertenecientes a 12 escuelas de gestión pública y privada, ubicadas en las zonas norte, noroeste, oeste, centro, suroeste y sur de Rosario.
“Como cardiólogos, estábamos muy preocupados por el grado de sobrepeso y obesidad que veníamos viendo en consultorio y nos pareció relevante ver cómo se comportaba la presión en esta franja de prepúberes. Nos encontramos con algo que, en principio, sospechábamos: que había mucho sobrepeso y obesidad en los niños. En la muestra analizada, 61,4% presentó exceso de peso (38,3% con obesidad y 23,1% con sobrepeso); mientras que el 38,6% de los niños y niñas examinados presentó peso normal”.
Las cifras fueron alarmantes, tanto las antropométricas, como las de presión arterial.
Todo apunta a que este exceso de peso es un factor de riesgo importante para la hipertensión en los niños. A mayor sobrepeso y obesidad, existe mayor probabilidad de hipertensión. “Lo que encontramos fue que al momento de la evaluación, uno de cada cinco niños estaba hipertenso. Para eso tuvimos que ver la tabla de percentilos, porque en los niños no es como en los adultos que tenemos una cifra fija, sino que se percentila según la estatura. Y las cifras fueron alarmantes, tanto las antropométricas (medidas de cintura, cadera y talla) como las de presión arterial. No eran cifras de hipertensión extremadamente elevados, pero sí por fuera de los percentilos que actualmente utilizamos. La HTA se detectó en el 17.8% de los niños evaluados, observándose una correlación significativa entre la presión arterial sistólica y variables como el peso, el índice de masa corporal (IMC), el perímetro de cintura y el de cadera.
Zonas de la ciudad con cifras de sobrepeso e hipertesión más elevadas
Según precisó la cardióloga, en los chequeos de estudiantes pertenecientes a escuelas de “zonas sur y sudoeste de la ciudad, se constataron diferencias estadísticas significativas con respecto al resto de los barrios”, es decir: registros más frecuentes de sobrepeso e hipertensión. “Algo está pasando en esas zonas que hace que los niños tengan más sobrepeso y obesidad, y por lo tanto, estén más hipertensos. Eso lo tenemos que seguir investigando para poder descubrir los determinantes biopsicosociales que hay en cada barrio”.
Según los detalles técnicos del procedimiento, el Índice de Masa Corporal (IMC) se calculó usando el índice de Quetelet: peso en kilogramos dividido por el cuadrado de la talla en metros (kg/m2), el ICC como el cociente entre el perímetro de la cintura en centímetros y el perímetro de la cadera en centímetros y el ICT resultado de la división del perímetro de la cintura en centímetros sobre la talla en centímetros.
Posteriormente, cada escolar fue categorizado a partir de las tablas de percentiles de IMC para género y edad de la Organización Mundial de la Salud (OMS) 2007, en bajo peso (P<3), normopeso (P>3- <85), sobrepeso (P85 <95), obesidad (P>95).
Las causas a la vista
Los chequeos que se hacen en el ingreso escolar ya venían dando cifras de hipertensión y el problema de fondo parece ser que "no se están pudiendo controlar los hábitos de los niños".
“Hay niños cada vez más sedentarios, las intervenciones escolares y en los hogares no son suficientes, y desde las sociedades científicas, si bien hay ciertas alertas, no se ha podido trabajar de forma conjunta con el Estado para generar campañas que tengan impacto. También hay hogares con limitaciones económicas. Eso hace que la dieta pueda no ser la más adecuada, pero también encontramos hábitos en adultos que generan tanta patología como en los niños. Esto –explica– lo estamos viendo en todas las edades: son muy selectivos con la comida, consumen muchos ultraprocesados, y si madre y padre no tienen una buena alimentación, es dudoso que los niños vayan a adoptar hábitos diferentes”.
La médica señala que, además, relevaron todos los kioscos de las escuelas observadas para el muestreo y la mayoría de la oferta alimentaria está constituída por alimentos ultraprocesados. Hay muy pocas opciones de alimentos reales que no causen sobrepeso y que no tengan exceso de sodio, grasas y azúcares.
“En estas condiciones –afirma– es muy difícil plantear un cambio de hábitos al niño. Tenemos que lograr educar a la comunidad entera. Los niños pueden ser «embajadores de la salud», pero los adultos del núcleo familiar tienen que ser los facilitadores de esto”.
Padres que se opusieron al control médico
Un dato importante para tener en cuenta es que no todos los padres y madres accedieron a que los médicos controlaran estos indicadores de peso, talla e hipertensión en sus hijos e hijas.
“Tuvimos varios casos en los que no obtuvimos el consentimiento de los padres y esos niños, lamentablemente, no pudieron participar del examen. Es decir que eso fue una barrera dentro de la escuela para poder realizar el estudio. Incluso, muchos padres solicitaron estar presentes al momento de la evaluación, que terminó con un taller de educación nutricional, porque como sabemos, el núcleo familiar es la base; los hábitos se desprenden de ahí”.
Es imprescindible insistir en la evaluación cardiovascular en la niñez que debe incluir ineludiblemente, la toma de presión arterial, al menos una vez, sumado al examen físico completo. Y los valores hallados deben ser categorizados según tablas específicas construidas según la edad, el sexo, el peso y la talla (percentilos).
Estrategia a seguir y situación de los adultos
Márquez menciona ejemplos de otros países. En el caso de Finlandia, en los años 70, se llevó adelante una campaña de comunicación muy fuerte que les permitió bajar un 70% la mortalidad cardiovascular en la población en general.
“El trabajo va por el lado de la comunicación positiva. No decir: «no consumas esto», sino «consumí esto otro que te vas a sentir mejor». Es decir: cambiarle la óptica a la vía saludable y concientizar desde el núcleo familiar, ya que las cifras de hipertensión en adultos son elevadas; no así los controles.
En esta línea, el informe destaca que del total de la población adulta que se estima con presión arterial alta, alrededor del 57% sabe que tiene hipertensión, lo que contribuye al bajo nivel de control poblacional. Y el panorama preocupante se extiende también, a otros países de la región. Sólo 18,8% de los adultos hipertensos en Argentina, Chile, Colombia y Brasil tiene la presión arterial controlada.