Con su objetivo de destruir al Estado, incluso lo que funciona bien y permite el desarrollo, el gobierno de Javier Milei avanza con mil despidos en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) y la venta de unas 27 mil hectáreas de campos experimentales en 22 centros, según denunciaron trabajadores y sindicatos del sector.
Aunque la venta de los terrenos aún no se anunció, un documento elaborado por la presidencia del Inta planifica poner “a disponibilidad” de la Administradora de Bienes del Estado (AABE) al menos 22 predios por un total de 27 mil hectáreas de tierras productivas. Ese plan ya comenzó con la venta del histórico edificio Cerviño, del Inta en Buenos Aires, primero desafectado al organismo y ahora se llamó a subasta mediante el Boletín Oficial.
La venta del edificio donde trabajan más de cien personas fue objetada por la Asociación del Personal del Inta (Apinta) y la Asociación Trabajadores del Estado (ATE). Los dos gremios se juntaron para repudiar un ajuste que también se extiende al presupuesto y al personal.
“La venta de 27 mil hectáreas de campo no se oficializó aún pero hay un documento que salió a la luz, que es de la presidencia del Inta y ellos no lo negaron. Si bien falta que ese plan lo apruebe el Consejo directivo, lo cierto es que este gobierno viola todo tipo de leyes y convenios y tememos que pueda hacerlo igual sin aprobación, como ya pasó con el edificio Cerviño”, afirmó a Rosario3 Miguel Gómez, secretario de Apinta en la seccional de Inta Oliveros.
De los 22 centros experimentales que perderían tierras para ensayos productivos, dos pertenecen a la provincia de Santa Fe. Se venderían 1300 hectáreas de Reconquista y 480 de Rafaela. Oliveros, donde hay otras 400 hectáreas, por ahora quedó afuera aunque se anunció una “auditoría” sobre ese espacio de investigación en tecnología agropecuaria.
“Lo de los terrenos no es para nada menor pero también enfrentamos un fuerte achique del presupuesto y del personal”, señaló Gómez y enumeró los cesanteados: 227 contratados en 2023 (con vínculos anuales que no serán renovados), 312 de planta no permanente (personal de apoyo y técnicos), 301 retiros voluntarios y más de 200 jubilaciones cuyas vacantes no se reemplazan.
A esos 1040 puestos de empleo perdidos se sumarían al menos otros 200 más a inicios de 2025. “Ellos anunciaron un recorte de 15% del personal total y con eso estarían cumpliendo esa meta”, repasó el secretario gremial.
La reducción del personal, siguió el delegado de Oliveros, puede ser funcional a una segunda parte del plan para desmantelar al Inta. Si hay pocos trabajadores, una central como Oliveros puede dejar de ser viable y rematar el predio pasaría a ser una posibilidad.
Parte del documento “confidencial” del INTA con los remates de predios fue publicado por el sitio especializado Bichos de Campo.
“El gobierno plantea que hay 70 mil hectáreas del Inta en desuso, algo que es una mentira. Pero algunos creen en esos espejitos de colores porque es cierto que hay algunos terrenos sin producción. Es un organismo con presencia de La Quiaca a Ushuaia y hay partes que por momentos no se usan. Pero la cuestión de fondo es vender y recaudar”, siguió Gómez.
La pena de reducir un instituto de investigación con historia a un negocio inmobiliario abruma a los empleados en estos días de incertidumbre. “Vienen por todo. Este vaciamiento tiene años pero ahora nos están dando el último ajuste a la soga para ahorcarnos. Es una trama terrorífica, quieren que todo dependa del mercado. Yo nunca vi algo así en mi vida”, dijo el trabajador que vivió los 90 del menemismo y el gobierno de Mauricio Macri.
Mientras el rediseño libertario del Inta avanza, el próximo jueves 28 de noviembre ATE y Apinta convocan en forma conjunta a “una movilización en la sede central del Inta, para evitar los despidos y el desarme de los 68 años de historia”. Ese día se realizará la reunión del Consejo directivo nacional que debería validar o no la propuesta de destrucción de una de las áreas de conocimiento público.
Logros e importancia del Inta
Una carta firmada por expresidentes del Instituto repasa la importancia de ese organismo. Dice: "A mediados del Siglo XX la producción agropecuaria argentina se había estancado. En el año 1956 se creó el Inta. Desde aquel entonces y al presente, el área sembrada en granos aumentó un 300 por ciento y la producción se multiplicó por 15 (quince)".
"El ganado bovino –continúa el texto– creció en 10 millones de cabezas. Más de un millar de nuevas variedades vegetales fueron obtenidas por Inta, y la sanidad animal y vegetal se garantizó a través de la obtención de un centenar de vacunas y tratamientos".
"Se deben sumar los innumerables avances biotecnológicos, el cuidado del ambiente y del suelo, la agricultura y ganadería de precisión y más recientemente la agricultura regenerativa, los aportes a las economías regionales, entre otros avances tecnológicos e innovaciones. Siempre con renovado énfasis en proteger el arraigo rural para la soberanía alimentaria. Todos logros de un Inta en cooperación público/privado", señala la introducción.
Uno de los firmantes, el ingeniero agrónomo Carlos Paz, jubilado director del organismo, agregó en Agroperfiles Radio que la reforma impulsada por el gobierno de derecha "tiene mucho más sabor a ajuste y a negocio, porque pretenden vender propiedades, que con la mejora de la calidad institucional o científica del Inta".
"Esto que se plantea yo lo llamo saqueo y creo que hay mucho de ideológico. Se propone un ajuste brutal sobre un organismo con prestigio nacional e internacional", denunció y alertó que si estos procesos no se detienen "después tardan años en recuperarse".