Donald Trump llegó este miércoles a Corea del Sur para encarar la última y más decisiva etapa de su viaje por Asia. El presidente de Estados Unidos aterrizó en Gyeongju, una ciudad histórica que este año es sede del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (Apec), y logró un acuerdo comercial trabado con el presidente surcoreano, Lee Jae-myung. Este jueves, el mandatario republicano buscará una posible tregua en la guerra de aranceles durante un encuentro con el líder chino Xi Jinping.

La visita de Trump se dio horas después de que Corea del Norte lanzara un misil de crucero con capacidad nuclear, un hecho que el republicano minimizó ante la prensa a bordo del avión presidencial.

“Creo que vamos a tener un resultado muy bueno para nuestro país y para el mundo, la verdad”, lanzó, confiado en que las negociaciones con Xi puedan destrabar la pulseada comercial entre las dos potencias.

Trump busca un acuerdo con China


El jueves, Trump tiene agendada una reunión clave con Xi Jinping en la ciudad portuaria de Busán. Allí mantendrá una negociación para avanzar en un pacto que permita reducir los aranceles estadounidenses a productos chinos, a cambio de que Pekín se comprometa a frenar la exportación de precursores químicos del fentanilo, una droga que preocupa a Washington.

Según trascendió, Estados Unidos podría bajar a la mitad los gravámenes del 20% que siguen vigentes sobre bienes chinos, en represalia por la exportación de esos químicos. El propio ministro de Exteriores chino aseguró que el encuentro entre ambos mandatarios podría dar “un nuevo impulso al desarrollo de las relaciones EEUU-China”, y sostuvo que China está lista para colaborar en busca de “resultados favorables”.

En paralelo, los negociadores de ambos países delinearon un marco para congelar el aumento de aranceles y los controles chinos a la exportación de tierras raras, un avance que hizo saltar las bolsas a máximos históricos. Como gesto de distensión, China volvió a comprar soja estadounidense tras meses de importaciones paralizadas.

Acuerdos sobre inversiones y defensa con Corea del Sur


El presidente de Corea del Sur, Lee Jae-myung, recibió este miércoles a Trump en medio de halagos: le regaló una corona dorada y logró cerrar un acuerdo comercial que llevaba semanas estancado.

Kim Yong-beom, jefe de Gabinete surcoreano para asuntos políticos, afirmó en conferencia de prensa que ambos países se pusieron de acuerdo sobre la financiación de USD 350.000 millones que Seúl se comprometió a invertir en EE.UU. para fijar los denominados aranceles recíprocos de Washington en el 15%.

Además, Corea del Sur accedió a que USD 200.000 millones en inversiones sean efectuados en efectivo, con un límite anual de USD 20.000 millones por año, según especificó la agencia surcoreana Yonhap.

El pacto se anunció al concluir una jornada en la que Lee agasajó en todo momento al republicano: lo recibió en el aeropuerto de Busán con una banda que interpretó YMCA, una de sus canciones favoritas para los mítines. Ya en el Museo Nacional de Gyeongju, el republicano fue recibido con todos los honores en una ceremonia en la que Lee le entregó la Gran Orden de Mugunghwa, la máxima condecoración del país, junto con una réplica de una corona dorada de una antigua dinastía coreana.

“Es un gran honor”, declaró Trump luego de convertirse en el primer presidente estadounidense que recibe la Gran Orden.

Además de la medalla, Lee le obsequió al mandatario norteamericano una réplica de una corona dorada del antiguo reino de Silla, uno de los tres grandes reinos de la Corea antigua.

Posteriormente, ambos líderes mantuvieron una reunión privada y un almuerzo bilateral. Durante la comida, el presidente surcoreano prometió que su país aumentará el gasto militar, una de las demandas de Washington para que sus aliados asiáticos reduzcan su dependencia en Defensa.

Trump encara el final de su gira asiática con la expectativa de lograr avances concretos en dos frentes clave para la economía y la seguridad global. Mientras tanto, la tensión con Corea del Norte, la pulseada comercial con China y el futuro de Taiwán siguen marcando el pulso de la región.