Brasil dio este miércoles un paso clave hacia una reestructuración profunda de su sistema impositivo. El Senado aprobó por unanimidad la reforma fiscal impulsada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que apunta a beneficiar a millones de trabajadores con menores ingresos y aplicará un nuevo tributo a las personas con mayor poder adquisitivo.
“Hoy es un día histórico. Dimos un paso decisivo para un país más justo”, expresó Lula en su cuenta de X, al destacar que la medida representa “una victoria de la democracia y de la justicia social”.
Hoje é um dia histórico. Demos um passo decisivo para um país mais justo, com um sistema tributário que torna a contribuição mais equilibrada e reconhece o esforço de todos que ajudam a construir o Brasil.
— Lula (@LulaOficial) November 5, 2025
Com a aprovação de nosso projeto de Lei pelo Congresso Nacional, com… pic.twitter.com/SNUD3oHSCY
La iniciativa, que ya había sido avalada en octubre por la Cámara de Diputados, elimina el impuesto sobre la renta para quienes ganen hasta 5.000 reales mensuales (unos 930 dólares) y reduce la carga tributaria de manera progresiva para quienes perciban hasta 7.350 reales. Según el Ministerio de Hacienda, unos 25 millones de brasileños quedarán exentos del impuesto a partir de 2026.
“El principio es simple: quien tiene menos paga menos, y quien tiene más paga más”, explicó el senador Renan Calheiros, relator del proyecto, que consideró la reforma como “un avance civilizatorio” en la política tributaria del país.
Para compensar la reducción de ingresos fiscales, la norma crea un impuesto mínimo para los llamados “ultrarricos”. Afectará a quienes perciban más de 600.000 reales anuales (unos 113.000 dólares), con una alícuota máxima del 10% para ingresos superiores a 1,2 millones de reales (223.000 dólares). El gravamen alcanzará principalmente los dividendos empresariales, principal fuente de renta de los sectores más altos, y se aplicará apenas al 0,13% de los contribuyentes.
Lula defendió la medida como “un paso hacia un Brasil más equilibrado”, en línea con su promesa de redistribuir la carga tributaria y fortalecer el consumo interno.
La reforma, considerada una de las más ambiciosas de las últimas décadas, entrará en vigor el 1 de enero de 2026, tras la sanción presidencial prevista para las próximas semanas.
“Quien gana mucho contribuirá con su justa parte. Es un acto de justicia tributaria”, concluyó Lula, al presentar la iniciativa como una de las piedras angulares de su agenda social de cara a las elecciones de 2026.



