Cuando la última imagen de la película dio paso a los títulos, un silencio profundo, que tal vez sea la síntesis del dolor, fue la respuesta. Ni siquiera un murmullo; solo silencio, como una descripción incómoda pero precisa y austera. La presentación del documental Bibas, asesinados por ser judíos, de Alfredo Leuco, el último jueves en Rosario, rescató una historia marcada por el horror y la pérdida. A través de una narración profundamente humana, la película dio voz y rostro a Shiri Bibas –junto a sus hijos, Ariel y Kfir–, víctimas del grupo terrorista Hamas el 7 de octubre de 2023.

El periodista, autor del documental junto a Mariana Bellini y Gabriel Ben-Tasgal, estuvo en la ciudad para presentarlo en un cine del centro. La narración con la voz de Luis Brandoni, Federico Delia, Pilar Rahola y Cristina Pérez entre otros, presenta imágenes documentales, testimonios inéditos y registros de inteligencia, logrando reconstruir una tragedia que trasciende fronteras e interpela desde la empatía y el deber de recordar.

La historia comienza el 7 de octubre de 2023, cuando comandos armados de Hamas y milicianos del grupo Mujahide en Brigades irrumpieron en el kibutz Nir Oz. Shiri Bibas (32), su esposo Yarden y sus hijos Ariel (4) y Kfir (9 meses) fueron secuestrados por integrantes de ambos bandos. Ese mismo día, los padres de Shiri, José Luis y Margit Silberman, fueron asesinados en su casa del kibutz.

—Alfredo ¿qué te pasó con esta historia? 
—Cuando se desató el ataque del 7 de octubre, mi olfato periodístico de tantos años de oficio en mi corazón judío, hicieron darme cuenta de que no se trataba de un ataque más, de los miles y miles de misiles que tiran todos los días, sino que se trataba de algo de una envergadura realmente muy importante. Por eso pedí en Radio Mitre y en La Nación+ ir a cubrir la guerra. Fui el primer periodista argentino que llegó, y bueno, lamentablemente, no me equivoqué, porque se trata del mayor asesinato de judíos desde el nazismo de Adolf Hitler. Así que, en ese sentido, eso fue lo que me conmovió y lo que me llevó a hacer el trabajo.

—¿Cómo fue volver a ese lugar? 
—Desde que se desató la guerra, fui tres veces a Israel. La primera a realizar la cobertura de los ataques. La segunda vez fui a hacer entrevistas, a hablar con los familiares y a pedirles autorización y materiales. Y ellos nos dieron mucho material de su familia: videos de los chicos, situaciones familiares realmente muy íntimas. Confiaron en nosotros porque había hecho un par de editoriales cuando aún no sabíamos que habían sido asesinados, sino sobre el secuestro, sobre todo de esos dos chicos, dos coloraditos que se convirtieron en un ícono, un emblema de la lucha por la vuelta de los rehenes y en contra del terrorismo en casi todo el mundo. La última visita fue para mostrarle el documental a la familia, que era mi compromiso. Yo quería la autorización de ellos porque nos metimos en la intimidad de una familia que fue masacrada. Son tres generaciones asesinadas, dos niños muy pequeños, su madre Shiri y sus abuelos a quienes prendieron fuego e incineraron en su casa, José Luis Silberman y su esposa Margit Osea.

La familia Bibas (X/israelenargentina)

La tragedia de la familia Bibas Silberman es descripta con el final de cada uno. “De las seis personas secuestradas por el grupo terrorista, solamente sobrevivió uno, Yarden, que por supuesto está muy impactado psicológicamente, y de los otros cinco que fueron asesinados, cuatro son argentinos, Así que me parecía que era una historia, es una familia muy argentina. Asados todos los sábados, en la parrilla soldada por el propio José Luis. Recorriendo la casa de los chicos, había envolturas de alfajores Havanna. O sea, había mucha presencia argentina en esa familia y eso me llevó a tratar de contar la historia de la manera, más rigurosa, mirando siempre esa historia del lado de las víctimas y nunca de los victimarios”, amplió Alfredo Leuco.

Su valentía radica en el compromiso de contar una historia dolorosa con rigor y sensibilidad, incluso frente al riesgo emocional que este tipo de relatos implican. El trabajo, que demandó más de un año de investigación y fue rodado en Israel, no elude el sufrimiento ni la brutalidad: incluye escenas de violencia directa, entrevistas íntimas con sobrevivientes y testimonios de personas cercanas que vivieron de manera directa el impacto de la tragedia. Esta forma de abordaje no solo honra la verdad, sino que desafía al espectador a mirar el dolor de frente y reflexionar sobre las consecuencias humanas del terrorismo y del odio.

El documental Bibas, asesinados por ser judíos se podrá ver desde mediados de setiembre en la plataforma Mercado Play (streaming de películas y series de la empresa Mercado Libre) en forma gratuita y para toda América Latina, a sus seis millones de asociados.

—¿Cómo estás viendo lo que sucede hoy? 
—Me fijé algunos límites para preservar que el documental no esté contaminado con la política, ni la de Israel ni la Argentina. De hecho, en el documental, el único político que habla es Julio María Sanguinetti, dos veces ex-presidente de Uruguay y, más que político, está en su carácter de intelectual. Lo respeto muchísimo. De hecho, coincido plenamente con su mirada del mundo y lo dice ahí claramente. Israel es un poco la trinchera de Occidente, defiende los valores como la democracia, los derechos humanos, el pluralismo, la libertad. Si Israel cae, cae Occidente. Quise contar la historia de una familia de cuatro argentinos, de cinco personas masacradas por el terrorismo. Como dice Pilar Rahola en el documental: "El que crea que ese bebé de nueve meses durmiendo en su cuna, con la mamadera al lado, es el enemigo, eso significa el mal absoluto". Contra ese mal es mi compromiso.