La fábrica de la multinacional Mondelez, ubicada en la ciudad bonaerense de Pacheco, donde se elaboran marcas emblemáticas como Oreo, Terrabusi y Milka, interrumpirá la producción y otorgará vacaciones anticipadas a más de dos mil empleados. El cierre temporal, debido a un sobrestock y baja de ventas, se suma a otras señales negativas de la actividad industrial, que incluyen suspensiones –como en el caso de Georgalos–, además de cierres y despidos.

Según se informó oficialmente, la actividad de Mondelez, ex Kraft, se reanudará el 4 de enero, algo que la empresa aseguró haber comunicado al personal y acordado con el sindicato.

En un escueto comunicado, la compañía indicó que el parate “se trata de una situación propia de la planificación y adecuación operativa, que se ha realizado en otras oportunidades a fin de mantener la sustentabilidad de la actividad a largo plazo”.

“Se realizarán tareas de mantenimiento planificado y se otorgarán licencias, como parte de un acuerdo alcanzado con el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (Stia) y la Comisión Interna”, agrega el texto. No brindaron más precisiones ni explicaron en qué otras oportunidades ocurrió algo similar; desde el gremio afirman que no sucede desde 2001.

La planta tiene una extensa historia en la Argentina y produce varias de las marcas más reconocidas de galletitas y chocolates. Además de Oreo, Terrabusi y Milka, también elabora Club Social, Cerealitas, Pepitos, Express, Cadbury, Shot, Tita, Rhodesia, Beldent, Bubbaloo, Halls, Tang, Clight y Royal. Su ubicación estratégica en el corredor Escobar del Acceso Norte posicionó históricamente a Mondelez como uno de los centros de elaboración más relevantes de la industria nacional de alimentos.

En diálogo con Página/12, el delegado Jorge Penayo dio detalles del anuncio y su alcance: “Van a suspender la producción por 21 días, desde el 14 de diciembre hasta el 5 de enero. Durante ese período se hará limpieza y mantenimiento. Algo que nunca había pasado antes porque siempre se alternaban los turnos”.

Según explicó, la propuesta de la empresa incluyó que parte del personal use una semana de sus vacaciones con pago al 100 por ciento y otra semana de licencia paga, mientras que quienes no adhieran realizarán tareas menores internas, alejadas de la producción, cumpliendo horario.

“Se anotaron más de mil trescientos trabajadores; no tenemos el número exacto porque algunos todavía se están anotando, y regresaríamos todos el 5 de enero”, agregó Penayo, remarcando que esta combinación de tareas y licencias busca mitigar el impacto inmediato. “No hay suspensiones de trabajadores particulares; se trata de una decisión de la empresa de parar la fábrica”, aclaró. Aunque advirtió que no se descarta que, a futuro, la situación pueda empeorar.

“Esta suspensión de tareas, la primera vez que la hacen, es por una baja de ventas. Los mayoristas están stockeados y otros no compran, y también tenemos el depósito lleno, entonces no amerita producir”, explicó el delegado. La propia empresa habría reconocido verbalmente que las ventas cayeron unas 13 mil toneladas en lo que va del año. “Todavía falta diciembre, pero viene en caída; nunca repuntó”, indicó.

La medida es leída por los trabajadores como un punto de inflexión. Aunque la firma aseguró que pagará diciembre completo, incluyendo el bono de fin de año y otros beneficios, lo que pueda ocurrir después genera alarma. Penayo lo sintetizó así: “El problema va a ser marzo. Una vez que volvamos todos de vacaciones y no haya producción, vamos a estar complicados”.

En tanto, fuentes de la empresa citadas por La Nación señalaron que la decisión corporativa apunta a una reorganización de los procesos industriales y que la interrupción responde a una estrategia de planificación. La intención principal, dijeron, es garantizar la sustentabilidad del negocio a largo plazo mediante una adecuación de los recursos disponibles a la realidad del mercado.