“Nos vamos tranquilos, porque dimos todo lo que teníamos”, dijo el tenista argentino Horacio Zeballos, en la conferencia de prensa del último jueves a la noche (ya madrugada de viernes) en Bolonia (Italia), en los instantes posteriores a la eliminación del equipo nacional, que perdió con Alemania en los cuartos de final de la Copa Davis 2025.
La garra y el empuje para conseguir el objetivo y ganar es algo constitutivo cuando se compite en un deporte, sobre todo si se trata de profesionales. Pero en el ADN argentino pareciera sumarse otro factor: el sufrimiento porque los objetivos se demoran o tardan un poco más en llegar. En otras palabras: la sensación de que todo nos cuesta un poco más.
¡Argentina acelera! ��⚡️
— Copa Davis (@CopaDavis) November 20, 2025
Excelente trabajo de Molteni y Zeballos en el primer parcial frente a los alemanes.#CopaDavis pic.twitter.com/ebdWVR88cH
Argentina es un país en constante crisis, atravesado por grietas que dificultan la armonía social en las calles y hasta en las mesas navideñas en familia. Estamos acostumbrados a la incertidumbre económica y política. Vivimos buscando maneras de ahorrar unos pesos como se pueda, yendo al supermercado en los días que tenemos descuentos, pagando en la mayor cantidad de cuotas existentes, pensando en abril "cómo vamos a hacer para reservar en la Costa en enero” –aunque sea una semana– y “tomar unos mates en la playa”. Y, cuando finalmente lo conseguimos, sentimos esa satisfacción de decir: “Lo logramos. Costó, pero acá estamos al fin”.
Lo que hicieron el capitán Javier Frana y los jugadores Francisco Cerúndolo, Tomás Etcheverry, Horacio Zeballos, Andrés Molteni, Francisco Comesaña, junto a todo el equipo, no fue simplemente “quedar eliminados” de la Copa Davis.
Lo dijo Zeballos. Se trata de una situación comparable al anhelo incumplido: no llegar con los ahorros ni para esa preciada semana de mates en la playa.
Entonces, no queda otra que luchar y aguantar un poco más porque, con el tiempo, esos “siete días” pueden convertirse en 15 en otro mar. No es el parador de siempre, en el que el dueño hace descuentos a los viejos clientes, sino una playa paradisíaca en el Caribe.
A luchar por esos sueños, “Retu” ✨����
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¡Vamos, Argentinaaa! ����#CopaDavis pic.twitter.com/wI2m2rjONN
El haber estado tan cerca de ganar, motiva para tomar revancha. El público se enamora del deportista que lucha y lo da todo. El ADN argentino está hecho a base de estrés, preocupaciones, tristezas y golpes. Pero también está hecho de lucha, aguante, amistad y triunfo.
El equipo argentino de Copa Davis se volvió triste de Bolonia por el resultado tan parejo ante Alemania. Pero en febrero de 2026, todo comenzará de nuevo. El orgullo y la entrega, persisten. Argentina deberá viajar a Corea del Sur para la primera ronda de los qualifiers. De ganar, en septiembre será local por primera vez en dos años ante Países Bajos o India.
Otra vez nos toca esperar y aguantar. Pero la expectación hace que, luego, la felicidad se multiplique. Eso vale más que cualquier Copa. Es el momento de la revancha y, por qué no, de la victoria. Entonces, será el tiempo de decir: “Lo logramos. Costó, pero acá estamos. Al fin”



