En Newell’s subyace una pregunta sin respuesta. ¿Cuándo toca fondo? ¿Cuál es el piso? ¿Puede ser peor? Claramente puede ser peor y por eso el club tiene que manejarse con pie de plomo. El ciclo de Fabbiani está terminado, imposible de extender. La imagen de Newell’s el miércoles pasado en San Luis fue sencillamente impresentable. El resultado a favor de Belgrano fue 3 a 1, pero pudo ser cualquier disparate. Y el armado y desarmado del equipo durante el desarrollo fue un bochorno. Indigno de una institución como Newell’s.
El deterioro institucional atenta contra lo futbolístico y la precariedad deportiva destruye lo político. Es un círculo vicioso que debe ser cortado de cuajo para que las consecuencias no sean peores.
¿Puede ser peor? Puede. Es obligación de la dirigencia atajar los penales de aquí al final de año. Si el ciclo de Fabbiani está terminado, el dirigencial mucho más.
No obstante, siempre es más sano institucionalmente cumplir los procesos hasta el final, aunque en este caso no haya seguridad de que así sea.
Convocar a todas las partes para que acompañen hasta el final y organicen, todos juntos el futuro cercano puede ser un buen antídoto para que el tránsito hasta fin de año sea lo menos dañino posible.
Todo Newell’s debe juntarse para ponerle el cuerpo a la adversidad. Todos juntos, aunque sean el agua y el aceite. Deben priorizar la sanidad institucional que hoy está en peligro.
Si el ciclo de Fabbiani está terminado, el dirigencial mucho más
Las diferencias políticas deben tomarse unos pocos meses de vacaciones y llegar al final a como dé lugar.
Hoy, la salida de Fabbiani no es la solución. ¿Quién si no es él? ¿Llamar a un nuevo entrenador a un puñado de meses de las elecciones? ¿Ubicar a un interino para cerrar un campeonato en el que los puntos que se pierden duelen mucho?
El plantel no parece tener soluciones a mano para maquillar el momento, más bien todo lo contrario. No es una situación terminal porque tiene salida, pero las partes deben acordar los métodos. No son tiempos para egoísmos políticos. Nada puede, ni debe, anteponerse a la deteriorada salud institucional.
No es fácil llegar a un acuerdo cuando las diferencias son tan grandes, pero hay momentos en que las apetencias deben pasar a un segundo plano.
Increíblemente, aunque nadie lo crea posible, hay una puerta deportiva que puede servir de incentivo para llegar a diciembre.
La tabla de posiciones del Clausura marca que los rojinegros están a apenas tres puntos del último puesto de clasificación a los octavos de final.
Para los tiempos que corren es un objetivo importante. Se insiste, por más que sea inverosímil suponer cierto protagonismo deportivo, esto es fútbol.
La acción debe ser inmediata, no hay tiempo que perder. Aunque se junten el oro y el barro, la prioridad debe ser Newell’s.
Siempre se puede estar peor. Por eso, a la enfermedad hay que cortarla de raíz.
Hoy se usa mucho el concepto “fingir demencia” sin tener una idea muy concreta de lo que quiere decir.
Finjan demencia y júntense todos lo más rápido posible. Newell’s los necesita.



