El presidente Javier Milei y el gobernador de Santa Fe Maximiliano Pullaro volvieron a exponer sus diferencias sobre la coyuntura económica-financiera que afecta al país, en particular sobre la incertidumbre reinante y las razones que llevaron la tasa de interés a las nubes. Ambos hablaron ante unas 1.200 personas, mayormente empresarios, dirigentes rurales y operadores financieros invitados al aniversario de la Bolsa de Comercio, en un encuentro de gran convocatoria que marca el comienzo de la despedida de Miguel Simioni (termina su mandato en diciembre), el dirigente que lideró la reconstrucción social e institucional tras el paso del huracán Alberto (Padoán para más datos) por la presidencia de la Bolsa.

Ante esa audiencia, el presidente eligió dar una “disertación” sobre “la volatilidad de la tasa de interés”. El anuncio del tema derrumbó el ánimo el auditorio, que de ningún modo había ido a escuchar una clase de posgrado universitario con fórmulas, léxico y explicaciones solo al alcance de expertos.

Más allá del fastidio de unos, el silencio distraído pero respetuoso de otros y los que se lo tomaban de forma risueña como una “locura” más de un Milei incorregible, al final de cuentas todos entendieron que el alarde de fórmulas y teoría económica fue para concluir que el “riesgo Kuka” es el responsable de que se convaliden tasas que pisan el 70%. El contexto según él: la cercanía de las elecciones y el temor a un triunfo en provincia de Buenos Aires de los “sodomitas del capital”, en relación al peronismo, y más específicamente al kirchnerismo. En ese marco pronosticó una baja abrupta de la tasa después de las elecciones y que en un año no habrá más inflación. En el aire quedó flotando un tufillo a devaluación poselectoral.

A contramano de lo que pasaba en la agenda de portales web, redes, diarios y canales de TV, el presidente no ensayó explicación alguna sobre los presuntos sobornos en la Agencia Nacional de Discapacidad que involucra a funcionarios de confianza y a su hermana Karina que lo escuchaba sentada en primera fila.

La mirada de Pullaro

 

El gobernador Pullaro, que al igual que Milei profesa antikirchnerismo explícito, también se refirió a la volatilidad e incertidumbre económica aunque desde un ángulo completamente diferente. El acento lo puso en los errores políticos del gobierno nacional más que en la capacidad del kirchnerismo de ganar una elección. Para Pullaro, “la gente y los mercados no quieren volver atrás, no quieren que vuelva el populismo ni el kirchnerismo, sino mirar hacia adelante”. En esa línea, sostuvo que el problema de la Argentina está en la falta de acuerdos políticos sólidos que es lo que desalienta inversiones y genera incertidumbre y miedo, lo que entre otras consecuencias incide en la suba de la tasa de interés.

“Lo que necesitamos son votos para hacer las grandes reformas que tienen que venir, y no vetos que limitan la voluntad de los legisladores”, dijo en su doble condición de gobernador y referentes de Provincias Unidas, el espacio creado por cinco gobernadores que intenta abrirse paso en medio de la polarización entre libertarios y kirchnerismo. Se refería a las reformas previsional, fiscal y laboral, que desde su punto de vista solo son viables si se encaran “juntos, con sensatez, trabajo en común y diálogo político”. 

Ajustar o dejar de pagar

 

No fue el único punto en el que Pullaro marcó diferencias. Reivindicó el ajuste que hizo en la provincia “en base a recortes, eficiencia y austeridad”. Lo no dicho lo explicitó uno de sus colaboradores en el ágape posterior: “El gobierno nacional simplemente dejó de pagar cuentas, eso no es un ajuste”.

El gobernador Pullaro fue duro con el gobierno nacional en el aniversario de la Bolsa (Alan Monzón).

Pullaro habló de la baja del costo de obra pública, según dijo con ahorros de hasta el 70% respecto de contratos de la gestión anterior, y de la compra de medicamentos a precios 80% más económicos que en la venta al público. El gobierno adjudica esa baja a la compra centralizada de farmacia.


Respuesta a ruralistas

 

Pullaro también dedicó un tramo del discurso en la Bolsa a responder a un sector de la dirigencia agropecuaria que dos semanas atrás, en la exposición de la Sociedad Rural de Reconquista, reclamó obras y baja del impuesto inmobiliario rural. La primera respuesta la dio en su momento un vehemente Lisandro Enrico, actual ministro de Obras Públicas.

Con la Mesa de Enlace escuchándolo en las primeras filas de la Bolsa, Pullaro expuso cifras millonarias en caminos, electrificación rural, subsidio de tasas y reparación de rutas que el gobierno provincial está haciendo sin tocar impuestos. 

El oficialismo sostiene que este año ya ejecutó obras que benefician al sector con una inversión que es 15 veces más de lo que se recauda por Inmobiliario Rural: “Nos reclaman a nosotros en cambio de salir a apoyar, y en La Rural lo aplauden a MIlei que no pone ni un peso para arreglar las rutas de la producción”.

Pullaro puso un ejemplo para graficar la situación: “Si uno carga 10.000 pesos de combustible, 3.150 son impuestos nacionales y solo 200 provinciales; y si compra en un supermercado por 10.000 pesos, 1.800 son nacionales y 200 provinciales. Cuando salís de la estación de servicio o del supermercado, ves un patrullero, un hospital o una escuela pública que sostiene la provincia. Lo difícil es saber qué hace el Estado nacional con esos 3.150 pesos de los combustibles o esos 1.800 del ticket del supermercado”.

Cuando terminó el acto, el ministro de Economía Luis Caputo lo fue a saludar y en el intercambió le hizo notar:
–Te olvidaste de que esos impuestos vuelven en parte como coparticipación-, lo cruzó.
–¿Qué coparticipación? Del impuesto a los combustibles no coparticipan nada-, retrucó el santafesino.

Lo que fue un diálogo distendido al pie del escenario, en el Congreso adquiere alto voltaje político. Allí provincias y gobierno nacional pulsean por esos recursos no coparticipados. 

El miércoles el gobierno sufrió un primer revés cuando, junto con otras leyes y el rechazo a varios vetos (sólo salvó la ley de aumento de jubilaciones), la Cámara de Diputados convirtió en ley el reparto entre las gobernaciones del 58% del fondo de Aportes del Tesoro Nacional. La votación fue contundente: 143 a 90 y 12 abstenciones. Sin embargo ese resultado no la pone a salvo de un veto de Milei. 

A su vez quedó sin tratamiento la ley que redistribuye parte de la recaudación del impuesto a los combustibles. Algunos gobernadores que se aliaron electoralmente a La Libertad Avanza levantaron el pie del acelerador y el futuro de la ley tiene pronóstico reservado. Al menos en los términos que se había pensado originalmente.

Ambos proyectos son resultado de la falta de acuerdos políticos que refirió Pullaro en la Bolsa. La idea de que Nación no se quede con esos fondos que las provincias consideran propios intentó ser discutida por los 24 mandatarios subnacionales, pero cuando la Casa Rosada les cerró la puerta con el argumento de que le afectaban el superávit fiscal, los gobernadores decidieron hacerse de esos fondos por ley.