La bravura de José Luis Espert tenía patas más cortas que las mentiras que dijo y que sus lágrimas de cocodrilo. Tuvo que renunciar a todo, pero pudo irse a su casa sin que nadie le pusiera un balazo, pese a la sobrada sospecha de que colabora, desde la política, con una estructura narco liderada por el reo sujeto a extradición a los Estados Unidos, Fred Machado. “El Profe”, como lo llama el presidente, tendrá un proceso penal con todas las garantías. Por suerte para él, su destino no se definirá entre “cárcel o bala”, como predicaba en la campaña.

El punto es si el financiamiento de Machado y su estructura de empresas se corta en Espert o escala. Por ahora, la más observada es la diputada Lorena Villaverde, pieza que enlaza el mundo de los negocios de Machado y su primo Claudio Ciccarelli con las franquicias de La Libertad Avanza para ocupar lugares en las listas, en este caso en Río Negro. También a Villaverde le piden que renuncie a la candidatura en su provincia. Si bien los vínculos personales dicen mucho, en su caso, hasta el momento no apareció evidencia de la contundencia de los pagos que recibió Espert.

Un gobierno sin respuestas

 

Los indicios de corrupción se suceden en el gobierno y, aunque deben ser tratados como “presuntos”, el problema radica en la verosimilitud de las evidencias, la falta de explicaciones en unos casos y la debilidad argumentativa en otros. O directamente mentiras, como en el caso Espert.

La reacción es propia de un equipo que juega en una liga amateur de la política. El domingo pasado, con Espert ya renunciado a su candidatura después de haber mentido descaradamente durante cinco años, el presidente lo llenó de elogios en la TV, como si no dimensionara los daños que “El Profe” le causó al gobierno y a su imagen. ¿Por qué el presidente entra al cementerio con el muerto político?

Acto seguido, promovió al diputado del PRO Diego Santilli al frente de la lista bonaerense con una catarata de elogios que contrasta con los cuestionamientos de hace apenas dos años: “candidato horrible”, “engendro” y “todos dicen que es un corrupto”. ¿Creyó el presidente que esas acusaciones, de cuando Santilli jugaba para Horacio Rodríguez Larreta, no se le volverían en contra?

Horas después buscó contraatacar desde el Movistar Arena. “El kirchnerismo tiene el tupé de levantar el dedo y acusar a otros”, dijo como toda defensa. El gobierno está en el punto en que demonizar al kirchnerismo para escapar por la tangente dejó de ser efectivo. Lo que se le pide son explicaciones sobre las coimas que se le atribuyen a la estructura de la hermana Karina y por qué un candidato que eligió el presidente recibía dinero de un empresario que Estados Unidos reclama para juzgar por narcotráfico.

El problema no es el kirchnerismo, sus hechos de corrupción y sus condenados, sino que Juan Grabois tenía razón: Espert recibió al menos 200.000 dólares como adelanto de un contrato de un millón, además de aviones y autos para moverse dentro y fuera del país. Si el kirchnerismo —que tuvo y tiene a varios exfuncionarios y a la expresidenta condenados— puede señalar con sólida verosimilitud hechos de corrupción de quienes llegaron al gobierno hace solo 21 meses, el problema no está en el kirchnerismo, como dice el gobierno, sino en La Libertad Avanza.

El drama argentino

 

El PRO, nacido sobre las cenizas de la crisis de 2001, fracasó en el gobierno. Otro tanto la última versión del peronismo, el dador de gobernabilidad desde el retorno de la democracia. Y ahora La Libertad Avanza, nacida y entronada bajo la promesa de barrer el orden político anterior, camina por la cornisa a causa de malas praxis políticas, un programa económico en terapia intensiva y repetidos indicios de corrupción.

Espert recibiendo dinero de un narco y Luis Caputo entregando las llaves del nuevo programa económico a Trump y su secretario del Tesoro, Scott Bessent, personifican en clave libertaria dramas estructurales que se repiten gobierno tras gobierno: corrupción público-privada, endeudamiento y crisis de reservas en el Banco Central. Las llamaradas de la retórica incendiaria se volvieron en contra. Faltan reservas, hay vencimientos fuertes de deuda a corto plazo y no existe una plataforma de acuerdos políticos que aguante los trapos. El único plan de Milei es el abrazo incondicional a Donald Trump.

¿Qué va a hacer Estados Unidos con la Argentina? Por lo pronto, esperar las elecciones de medio término del 26 de octubre mientras estudia el escenario. El gobierno de Trump no es indiferente: al fin y al cabo, no todos los días viene un presidente de otro país, que Estados Unidos ve con interés económico y geopolítico, a suplicar que le presten una montaña de plata.

Trump quiere y le conviene que siga Milei, pero sabe que la situación del gobierno es de extrema fragilidad. Por eso, antes de analizar las alternativas de salvataje económico, mandó de vuelta al presidente con un listado de tareas: cambio de gabinete y retomar contactos con Mauricio Macri.

Los dos temas van de la mano, y Milei blanqueó ambos en público. Una apertura del gabinete pretende funcionar como un llamador para Macri y algún otro potencial aliado. El expresidente, ninguneado e ignorado en anteriores ocasiones, agendó nuevas conversaciones recién después de las elecciones.

La inestabilidad política

 

La cuestión que inquieta a Estados Unidos, pero también al Círculo Rojo empresario, a los gobernadores y al Congreso, es el aislamiento político del gobierno. ¿Tiene posibilidades este gobierno de salir airoso de las elecciones, redefinir aliados y liderar una agenda de reformas que se le reclaman?

Para tener una idea de primera mano, y quizás presionar, la administración Trump habilitó una misión con invitaciones abiertas a varios gobernadores a viajar a Estados Unidos antes de las elecciones para ver “el futuro de la Argentina”. El sexteto que integra Provincias Unidas intercambió opiniones sobre el punto. Por el momento, no habrá viaje.

Provincias Unidas lucha por abrirse paso en la polarización electoral que disputan La Libertad Avanza y Fuerza Patria. La tarea no es sencilla. Un objetivo realista que se propusieron los gobernadores de Santa Fe, Córdoba, Corrientes, Jujuy, Chubut y Santa Cruz es reunir al menos 20 diputados a partir del 10 de diciembre.

Todos les preguntan si desde el Congreso ayudarán al gobierno de Milei, al que le seguirán faltando legisladores propios. Los gobernadores coinciden con parte de la agenda del gobierno: orden macroeconómico, baja de inflación, superávit fiscal y reformas fiscal y laboral. Con respecto a estas últimas, cerca del gobernador Pullaro abren el paraguas: “En el título estamos de acuerdo; después hay que ver la letra fina, qué pretende el gobierno. Con ellos, nada es fácil”.

La campaña de Provincias Unidas corre desde atrás. En Santa Fe, Pullaro camina la provincia con la vicegobernadora y candidata Gisela Scaglia. Los estrategas de campaña describen así el desafío por delante: “El gobernador está muy bien en valoración de la gestión y en imagen. El desafío es romper la polarización y que se entienda que Gisela (Scaglia) es Maxi. Lo positivo es que el peronismo está en su techo y La Libertad Avanza pelea por no caerse, mientras que nosotros somos los únicos con mucho camino por crecer”.

Unidos nacionaliza la campaña

 

Al tiempo que vincula sus candidatos con la gestión provincial, el oficialismo santafesino nacionaliza la campaña y la ata al esquema de poder más grande y de futuro que es Provincias Unidas. La Casa Gris intenta no ser triturada por la polarización y nacionaliza para eludir la suerte que corrieron los gobiernos del Frente Progresista en el pasado cuando de candidaturas nacionales se trataba: Hermes Binner fue relegado al cuarto lugar en 2015 y la lista de Miguel Lifschitz al tercero en 2017.

Por eso, desde la semana pasada y hasta la elección, Pullaro interviene en la conversación nacional, y más específicamente con llegada a audiencias predominantemente no kirchneristas.

En una de esas entrevistas dijo que no será candidato a presidente. Es la principal pregunta que se le hace a Provincias Unidas: cómo dirimirán liderazgos los gobernadores que la integran. El santafesino hizo un gesto que descomprime, pero también dejó un mensaje puertas adentro de Unidos: si dijera lo contrario, de inmediato se abriría la carrera por la sucesión.

Un almuerzo al rojo vivo

 

Sin embargo, en la Argentina impredecible de Milei, en la que la inestabilidad política se adueñó del centro de la escena, el Círculo Rojo puso al santafesino en el radar.

La semana pasada, Pullaro percibió ese interés en un almuerzo en el que un reducido grupo de dueños y CEOs de empresas de primera línea —dedicadas a tecnologías de la información, petróleo y gas, comunicación, construcción, concesión de bienes del Estado, sistema bancario e industria textil— lo convocó porque quería conocer sus ideas y su mirada sobre el momento del país y del gobierno. Pullaro concurrió acompañado por el ministro de Economía, Pablo Olivares.

Si la campaña libertaria se reduce a agitar el cuco kirchnerista y la de Provincias Unidas se esfuerza por romper la polarización y poner en valor las administraciones provinciales, la de Fuerza Patria gambetea las grandes luminarias y vuela por debajo del radar.

Santa Fe es un buen ejemplo de esa estrategia de microcampaña. Caren Tepp y el resto de los candidatos se mueven en una suerte de asambleas ciudadanas, sin movidas grandilocuentes, convocadas por vías partidarias y boca a boca. Fuerza Patria está decidida a jugar en ese registro, sabiendo que está en inferioridad de condiciones ante los oficialismos provincial y nacional, pero además porque le evita tener que estar explicando sobre las internas del PJ, Cristina presa y los constantes dardos que lanzan tanto las filas libertarias como las de Unidos.

La mayor fortaleza de Fuerza Patria en Santa Fe es la división del voto no peronista entre la lista libertaria, que encabeza el desconocido Agustín Pellegrini, y la de Unidos, que lleva primera a la vicegobernadora Scaglia. Rosario vuelve a ser el bastión donde mayores expectativas concentra la alianza entre Ciudad Futura y el PJ, aunque en el sprint final Unidos arremeterá fuerte. El recital de Baglietto y Nicki Nicole en el Monumento a la Bandera fue una muestra: una concentración de gente inédita, que se animó a salir y volver de noche a los barrios y pueblos vecinos como no ocurría antes y, según las autoridades, “sin que se reportara un solo incidente de teléfono celular robado”.

Un riesgo para Fuerza Patria es la presencia del Frente Amplio por la Soberanía. ¿Cuántos votos se llevará? ¿Serán los 132 mil que cosechó la lista que también encabezó Carlos del Frade en 2023 o los que, en la elección de convencionales de este año, dejaron al FAS afuera de la constituyente?