Diez piezas monumentales de marmol de Carrara erigen desde el agua quieta y repleta de guiños del sol. El fondo es el Monumento a la Bandera y atrás, como una rayón gris, el Paraná. La postal del Pasaje Juramento de Rosario, el enlace entre la Catedral y el Propileo, tiene como protagonistas desde 1997 a las esculturas de Dolores Candelaria Mora Vega, conocida como Lola Mora, una artista adelantada a su tiempo, que logró abrir puertas que estaban cerradas para las mujeres de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En el marco de las remodelaciones de distintos espacios y edificios públicos impulsadas por los gobiernos provincial y municipal en la celebración de los 300 años de Rosario, estas obras, que sufrieron un derrotero increíble y espectacular por la ciudad hasta su emplazamiento de cara al río, fueron puestas en valor. El resultado quedará a la vista de todos el próximo sábado 25 de octubre, cuando se presente el renovado casco histórico en una jornada de celebración. 

Es octubre y el Pasaje Juramento resplandece con la luz matinal. Sentados en uno de los pilares, Guadalupe Alegre y Manuel Casal achinan los ojos para poder contemplar las obras que Lola Mora esculpió a comienzos del siglo XX en Italia para un proyecto de Monumento a la Bandera que quedó trunco, y que ellos recuperaron entre mayo y septiembre de este año, de la mano del equipo municipal de restauradores. 

Fue un trabajo arduo, detallista y meticuloso, desarrollado a la intemperie. Solo los paró la lluvia. “Uno cuando está interviniendo estas piezas con una historia tan vasta, se pone un poco en la piel de esta gran escultora y piensa en retrospectiva, sienta admiración por estas bellas formas que se han concebido para la eternidad”, confió Canals a Rosario3. La misma emoción compartió Guadalupe: “Los primeros momentos acá fueron increíbles. Tuvimos el privilegio de ver las esculturas de cerca que no es algo frecuente, poder ver los detalles. Y pensaba «Ah, acá puso el cincel de esta forma». Entonces, como decía Manu, una se pone en el lugar de la escultora y  empieza a imaginar y a reconstruir esa historia, lo que hace valorar mucho más las esculturas”, remarcó.  

Manuel Casal y Guadalupe Alegre, restauradores de las obtas de Lola Mora (Alan Monzón)

Maravillosamente polémica

Las obras de Lola Mora encierran su voracidad creativa, la que desafió los cánones artísticos de una Argentina todavía conservadora, una sociedad que si bien le brindó un lugar preponderante en el universo del arte de esa época, también la aisló bajo acusaciones moralistas. Los desnudos, la sensualidad de los cuerpos, la presencia constante de mujeres activas y empoderadas fueron motivo de escándalo, así como también un estilo de vida muy diferente al de las amas de casa y esposas del siglo pasado, casándose a los 42 años con un hombre 17 años menor. 

“Lola Mora fue una escultora maravillosamente polémica”. Para la arquitecta Viviana Marini, especialista en patrimonio urbano, las criaturas de la artista fueron un espejo de su propia rebeldía. “Es un símbolo de mujer. Hay que pensarla más de cien años atrás, en un período en que la mujer estaba ubicada en otra posición. Tuvo que luchar mucho en el medio para desplegar su arte. Entonces, hoy nosotros tenemos estas piezas que son históricas, son invaluables y son el registro de aquel proyecto que si bien quedó inconcluso, hoy nos permite engalanar el Pasaje Juramento”, evaluó. 

Lola Mora en su juventud.

En 1909, Mora fue contratada para el diseño del Monumento a la Bandera, que incluía esculturas con alegorías mitológicas y figuras históricas para representar a la nueva nación. Se dividía en tres partes: la cúspide con “El espíritu de la Patria”, en el tercio superior “La Libertad” y en la base las esculturas y bajorrelieves que recordaban a Belgrano, su ejército, el pueblo y la bendición de la bandera. Sin embargo, el contrato fue cancelado y “las obras llegaron a la ciudad de Rosario en la década del 20 desde Italia y durante años estuvieron en lo que fue la Plaza Belgrano, el área que hoy ocupa el Monumento a la Bandera”, recordó la también integrante de la secretaría de Obras Públicas de la Municipalidad de Rosario. 

En 1931 fueron reubicadas en distintos puntos de la ciudad, por disposición del Ejecutivo municipal. Durante décadas, las criaturas de Lola estuvieron desperdigadas y sueltas, siendo blanco de las inclemencias del tiempo y del vandalismo. Estuvieron en el Parque Nacional a la Bandera durante los 70´y en 1989 fueron arrinconadas en el viejo Patio de la Madera, cercadas por un alambre (Ver Avatares entre la artista y la ciudad de Rosario, de Miguel Carrillo Bascary).


El Centinela, El Vigía, Fray Gorriti, Mujeres y Niño, Belgrano, El Clarín, Gauchos, Libertad, La Victoria, Madre e hijo son las diez esculturas de Mora (Alan Monzón)

“El derrotero de las obras es maravilloso y dramático, y termina con el concurso nacional del Pasaje Juramento en la década del 90 y su objetivo de reubicar estas piezas históricas”, manifestó Marini y añadió: “El proyecto ganador las ubicó en este punto tan emblemático. Se trajeron de los lugares donde estaban en la ciudad, la mayoría en el Patio de la Madera, se emplazaron acá y se hicieron algunas intervenciones de restauración. Y ahora, después de casi 30 años, apareció este proyecto del Tricentenario de recuperación de piezas artísticas invaluables para la ciudad que las pone en valor”.

La desavenencia detrás del proyecto monumental no fue una excepción en la carrera artística ni a la vida personal de la hoy considerada primera escultora latinoamericana. Más bien, la también pintora e inventora nacida en 1866 en Tucumán o Salta, de acuerdo al autor que se lea, debió sortear numerosos escollos. Cuando era niña, sus padres fallecieron con dos días de diferencia y quedó al cuidado de su cuñado. Fue a estudiar en Roma con maestros como Giulio Monteverde, y luego se dedicó a la escultura monumental ganando prestigio en Europa y reconocimiento en Argentina. 

Sin embargo, mientras muchos apreciaban su producción como invalorable y de alto vuelo, otros se dejaban ganar por sus prejuicios. Al punto, que su obra más célebre y controversial, la Fuente de las Nereidas, fue rechazada por sus figuras desnudas. La fuente iba a ser emplazada en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, donde actualmente se halla la Pirámide de Mayo, pero como la obra fue considerada ofensiva, se sugirió el barrio de Mataderos por ser muy despoblado, o el Parque de los Patricios. Finalmente un grupo de influyentes ciudadanos, entre ellos Bartolomé Mitre, lograron imponer su postura de instalarla en el Parque Colón. Allí se inauguró el 21 de mayo de 1903, y a la ceremonia no asistió ninguna mujer. 

Pero, las presiones no cesaron y en 1918 fue reubicada en la Costanera Sur. La propia Lola Mora se encargó de dirigir el traslado a ese lugar, donde se encuentra actualmente. “Tenemos que pensar que fue una escultora que no coincidía con los cánones de la época. La belleza que planteó a nivel artístico fue obtenida en Europa. Entonces, cierra su proceso de formación en Italia y de repente trae esa maravillosa Fuente de las Nereidas acá y causa un gran impacto en la sociedad de entonces”, analizó la especialista. 

Al vaivén de reconocimiento y aversión a sus obras se le fueron colando rumores de supuestos romances con funcionarios. El desgaste se profundizó cuando la política le dio la espalda dejándole de pedir trabajos. Lola Mora padeció la precarización de su economía y terminó sus días al cuidado de sus sobrinas. El reconocimiento quizás llegó tarde: en 1998, el Congreso de la Nación instituyó el 17 de noviembre, fecha de su nacimiento, como el Día Nacional del Escultor y las Artes Plásticas en su memoria.

Alan Monzón

La restauración

En mayo de este año el equipo municipal inició la restauración de la decena de piezas de Lola Mora en el Pasaje Juramento. “Las esculturas se encontraban deterioradas, con ciertos agentes patógenos como hongos, hollín del aire, polución de los autos, algunos arreglos de la restauración anterior que ya se encontraban vencidos y había algunas faltantes”, planteó Manuel Casal, quien señaló a la escultura Gauchos como la más afectada. “Tenía marcas porque le tiraron piedras”, precisó.

A pesar de que se trata de un grupo escultórico, “las piezas pasaron por distintos lados de la ciudad y por eso tienen diferentes historias, ciertos rastros particulares, incluso algunas fueron vandalizadas”, advirtió Guadalupe Alegre. 

Restauradores y funcionarios municipales que estuvieron a cargo de la puesta en valor de las estatuas (Alan Monzón)

Debido a la complejidad de la situación, el equipo desarrolló una investigación previa, con análisis, toma de muestras y fotografías a fin de determinar el mejor modo de proceder. El primer paso fue la limpieza: “Cada escultura va  pidiendo distintos tipos de limpiezas. Lo principal es mantener la pieza, cuidarla, preservar el original. Se usan agentes neutros que no cambien el pH de la piedra y agentes quelantes para sacar el óxido, que es uno de los problemas principales que tenían estas esculturas. Luego biocidas para matar todos estos microorganismos que invaden a la escultura”, detalló Alegre. 

Según explicaron los restauradores, tras la limpieza llega el proceso de consolidación de las piezas, es decir, la implementación de dispositivos que eviten el deterioro futuro, “para que no vuelvan a aparecer hongos y óxidos” y finalmente se concreta una protección para darles una vida útil prolongada. 

“Por ejemplo –indicó Guadalupe– en estas esculturas usamos un hidrorepelente que es un material inocuo que trabaja con nanopartículas que repelen el agua y hace que estas posibles eflorescencias de microorganismos en la superficie se eviten el mayor tiempo que se pueda”, dijo y agregó al respecto: “Este producto que utilizamos tiene una durabilidad de 10 años probados en otros lugares de Europa”.

Además de las esculturas, la remodelación incluyó el piso en el que están asentadas. “De los piletones se retiraron las piedras que tenían en su fondo y que hacía muy difícil su mantenimiento. Ahora, tiene una superficie lisa que va a permitir que el mantenimiento sea más adecuado y más sencillo”, aportó por su parte, el subsecretario de Obras Públicas, Juan Manuel Ferrer.

Alan Monzón

Además, “se retiraron todas las piezas de bronce que que estaban cubriendo cada uno de los piletones que generaban el desborde para permitir hacer todo el sistema hidráulico nuevo, que va a permitir que tanto el llenado de las piletas como su vaciado sea de una manera más moderna”. 

La recuperación de las piezas de Lola Mora incluyó también una nueva iluminación led, con luces bajo el agua para que se reflejen en los piletones y en cada escultura. “La idea es que de noche estén iluminadas, y que las luces cambien de color en diferentes momentos del año por fechas importantes”, aclaró el funcionario. 

La puesta en valor de las creaciones de la escultora forman parte de un plan de revitalización del casco histórico rosarino impulsado en el marco de la conmemoración de los 300 años de la ciudad. El sábado 25 de octubre, a partir de las 19, se inaugurarán, además de las renovadas estatuas y el Pasaje Juramento, las fachadas del Palacio Municipal y la Iglesia Catedral. “Acá inició hace 300 años nuestra ciudad y de esta manera se pone el valor donde corresponde para que Rosario brille”, resaltó Ferrer.

Operarios trabajan en el Pasaje Juramento este martes de cara a la presentación del sabado 25 (Alan Monzón)

Un sábado especial

Este sábado 25 está prevista la 14° edición de la Noche de las Peatonales entre las 18 y cero, inspirada en el Tricentenario. En ese marco, servirá para la reapertura del nuevo Pasaje Juramento y el descubrimiento de las remodeladas fachadas del Palacio de los Leones y la Catedral, de acuerdo a lo que informaron fuentes oficiales.

El eje de esta edición estará centrado en la reapertura del Pasaje Juramento, en conexión con el Monumento a la Bandera, el Palacio de los Leones y la Catedral. También se descubrirán los frentes restaurados de ambos edificios, que conforman el eje patrimonial alrededor de la plaza 25 de Mayo.

Las obras incluyen la recuperación del frente de la plaza sobre calle Buenos Aires, entre el Correo y Santa Fe, lo que permitirá a vecinos y visitantes redescubrir este sector central como espacio público de disfrute y encuentro, mientras continúan los trabajos de restauración del resto del predio.

La jornada comenzará a las 19 con una misa en la Catedral, seguida por la presentación de las fachadas restauradas y la colocación de una placa conmemorativa. La ceremonia incluirá la exhibición de la Virgen del Rosario, el repique de campanas entre la Municipalidad y la Catedral, y presentaciones artísticas sobre el Espejo de Agua, con una orquesta de cuerdas dirigida por Leonel Lúquez, el Ballet Glamorée bajo la dirección de Pecky Land y el guitarrista Axel Giudice.

En paralelo, el Palacio de los Leones abrirá sus puertas para recorridos guiados en tres turnos, a las 18, 19 y 20. La propuesta forma parte del proceso de apertura del edificio municipal iniciado el año pasado, que busca compartir con la ciudadanía la historia y el valor arquitectónico de un patrimonio colectivo.

La actividad coincidirá además con el cierre de la Feria Internacional del Libro, que aportará su programación al clima festivo de la noche.

Alan Monzón

Servicios y beneficios

El sistema de bicicletas públicas Mi bici tu bici será gratuito para personas usuarias registradas, desde una hora antes del inicio del evento hasta una hora después de su finalización.

 Habrá reserva de calzada a partir de las 6 y corte total de tránsito desde las 14 en los sectores involucrados. Se recomienda utilizar el transporte público o los servicios de movilidad compartida habilitados.