El año pasado terminó mal y este 2024 empezó peor por eso Silvana del merendero de la comunidad qom Quadocthe de Los Pumitas en lugar de dar una copa de leche tres días a la semana pasó a cinco. Pero, ante la falta de alimentos, este mes tuvo que retroceder y volver a solo los lunes, miércoles y viernes. Los otros días los chicos se acercan para pedir una chocolatada caliente que no está.

En ese barrio del noroeste rosarino, enfrente de la misma canchita de fútbol, está Sandra, que tiene su casa y adelante funciona la copa de leche de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) o funcionaba porque sin aportes de Nación, que era lo más grueso en 2023, y con muy poco de provincia y municipio tiene que optar entre una olla popular por mes o hacer algún mate cocido con pan.

Del otro lado de la misma manzana, el centro de la organización La Garganta Poderosa ya no espera ayuda, ni siquiera la leche en polvo próxima a vencer intermediada por Conin, y entonces junta fondos como puede: sortean una guitarra de Ricardo Mollo de Divididos para poder comprar los alimentos que faltan y que ya lesionan el tejido social. El hambre es, quizás, la peor forma de violencia.

Doble discriminación en polvo

 

Las capas del escándalo por el acopio de alimentos sin entregar, y con riesgo de vencerse, implican una doble discriminación. No solo porque el convenio del Ministerio de Capital Humano con la Fundación Conin no llega a todas las provincias y no respeta las necesidades por cantidad de población, sino porque además al interior de cada ciudad margina a cientos de comedores y privilegia a otros sin un criterio claro.

Como anticipó Rosario3, la Fundación Camino, con convenios con Conin, recibió este miércoles 10 mil kilos de leche en polvo prometidos para repartirlos entre sus tres centros (en Nuevo Alberdi, Cabín 9 y Fisherton) y otros. 

Las cajas de leche "comenzarán a distribuirse a partir del día de mañana (jueves) a comedores y merenderos avalados por Capital Humano", dice el texto difundido a este medio junto con las fotos del operativo realizado por el Ejército. En total serán 36 puntos de la ciudad, confirmaron desde Camino. 

El intermediario del gobierno para terminar con los intermediarios genera que la provincia de Córdoba recibirá el triple que Santa Fe, con una población similar: serán 34.240 kilos de leche en polvo. Los 69 mil kilos para Mendoza responde a la propia estructura de Conin. Otros nueve distritos de Argentina no recibirán nada. Algo que desde ya no es responsabilidad ni de Camino en Rosario ni de Conin a nivel nacional, sino del Estado.

Además de la disparidad federal de un alimento que fue comprado por el Estado nacional (con parte de los recursos de esas provincias que no serán asistidas porque no tienen centros Conin), se produce una discriminación al interior de los territorios. ¿Con qué criterio llega la leche a un lugar pero no a, por ejemplo, Los Pumitas?

Solo en una manzana de ese barrio del noroeste rosarino existen tres centros comunitarios con lógicas y formas de funcionamiento distinto pero un mismo problema: cada vez más vecinos piden comida y ellos tienen cada vez menos recursos. 

“No se le puede negar a los niños una merienda”

 

Silvana Talero es referenta del merendero de Centro Comunitario Qadhuoqte (que significa base o cimiento en qom). El espacio abrió hace 20 años. El año pasado daban raciones tres días por semana. Por la demanda sumaron un cuarto día y en marzo de este año, cuando Rosario3 visitó el lugar, decidieron dar la leche todas las tardes porque vieron que los días que no abrían había chicos que no comían nada.

Pero el esfuerzo para atender la demanda creciente tuvo un techo: la oferta decreciente. Sin ayuda de Nación y con menos recursos aportados desde las administraciones locales tuvieron que retroceder: “Este último mes sacamos dos días, martes y jueves, porque no damos al alcance con la mercadería que nos abastece la provincia”.

“No damos abasto para darle la merienda a todos los chicos que realmente están sufriendo esta crisis que tenemos dentro del barrio, con la falta de trabajo de los padres, hasta los comedores de las escuelas están complicados. Vemos una crisis muy grande dentro de la sociedad y nosotros que somos un barrio periférico somos lo que más estamos sufriendo”, afirmó Silvana.

La ayuda que llega desde la provincia dejó de alcanzar porque “todo el tiempo se incrementa, viene gente nueva” pero el drama les estalla a ellos: “No se le puede negar a los niños una merienda, una chocolatada caliente, con este frío, un pedacito de pan o de tortafrita”.

“La venimos peleando bastante durante varias años pero este último, al día de hoy, venimos sufriendo doblemente el golpe por la falta de alimentos. Tenemos anotadas 300 familias y no llegamos a darle de comer a toda la gente que nos pide. También viene gente que nos pide mercadería y le damos un paquete de fideos, un poco de arroz, puré de tomate. Ayudamos con lo que podemos y necesitamos colaboración de la sociedad”, solicitó.

Además de alimentos, reciben frazadas, ropa o cualquier ayuda al 3412527375 (Silvana) o por redes sociales.

Elegir entre una olla al mes o dar mate cocido

 

La Corriente Clasista y Combativa (CCC) coordina unos 110 comedores y merenderos en el Gran Rosario. El mayor sustento venía desde Nación y eso se cortó en diciembre, precisó el referente local Eduardo Delmonte.

Con la provincia lograron reestablecer un vínculo en marzo que les permite comprar alimentos directo a mayoristas (“no tocamos la plata”, dijo Delmonte) y repartir a los barrios. En cambio, la Municipalidad deposita 40 mil pesos a los espacios habilitados como merenderos y otros 26 mil para comida. “Pero eso no alcanza ni para una olla popular”, aclaró.

El vocero de la CCC en Rosario afirmó que preparar un guiso para 120 personas con arroz, salsa y algo de carne o alitas de pollo cuesta 100 mil pesos.

“De Nación no recibimos nada y esta leche en polvo la mandan para su clientela. No es abierto, me llegó un listado de las exigencias que pide Conin”, dijo en alusión a supuestos filtros para sus filiales, vinculados a tomar cursos que “postulan la defensa de la vida desde la concepción”, según publicó Cenital. Algo que la dirección nacional de Conin negó.

Delmonte aclaró que la CCC realiza controles internos, supervisiones y registro con imágenes de los días que hacen ollas populares porque “con el hambre no se juega”. “No tuvimos objeciones de la provincia a nuestros comedores”, agregó Delmonte, sobre las 47 bajas por irregularidades.

En esa misma manzana de la canchita de Los Pumitas, donde antes había tres comedores y merenderos que se repartían la asistencia y ahora todos están en pleno repliegue, Sandra ya no puede dar la leche los martes y jueves para 430 personas. Hacen una olla de comida por mes o una entrega de leche. “Tenemos que elegir entre cocinar una vez y otra vez hacer un mate cocido con torta frita porque leche no recibimos”, dijo.

“Aumentó la gente que retira porque muchos se quedaron sin trabajo en el barrio y la única escuela de la zona que sigue dando el almuerzo es la Carlos Pellegrini 456, a los niños que concurren”, señaló y agregó que ellos cocinan a leña para no gastar gas y al aire libre porque no tienen techo.

Antes daban 430 raciones. Ahora, con menos recursos y más demanda la ecuación es imposible. “Tenemos que decirle a la gente que acá va a comer una vez al mes. Ese chico que te viene a buscar un mate cocido, o una leche con torta frita o un pedazo de pan, ¿va a desayunar o merendar una vez al mes?, porque hay cada vez hay más gente y más pobreza”, explicó.

¿Qué pasa con esas personas que ya no consiguen comida en esos puntos? “Ya se ven personas revolviendo la basura, en las casas la gente grande no cena y los chicos toman un mate cocido solo antes de ir a dormir. Es una crisis silenciosa”, resumió Delmonte.

“Nos están golpeando por todos lados”

 

Desde el comedor que tiene La Garganta Poderosa en el barrio Los Pumitas compartieron una escena que grafica la necesidad: “El viernes pasado estaba abierta la casita donde cocinamos, porque estábamos esperando que lleguen las verduras. Se acercaron aproximadamente diez familias a preguntar si por casualidad se daba la comida”.

“Nos están golpeando por todos lados. La gente que sale a cartonear te cuenta que los lugares que te daban menudo o carcaza de pollo, ya no te dan. Se guardan todo para vender”, afirmaron.

La Garganta tiene tres comedores y tres merenderos en la ciudad. Además de la canchita de fútbol de Los Pumitas, en La Cariñosa (Avellaneda y Uriburu) y en La Quinta (Fraga y Maradona). 

“La demanda aumenta mes a mes, entre los tres barrios, comedor y merenderos en abril entregamos 2100 raciones diarias. Desde el 29 de septiembre de 2023 el gobierno nacional dejó de enviarnos el camión con alimentos”, detallaron. 

Con respecto a los apoyos locales, agregaron: “Provincia recién el mes pasado nos bajó plata para frescos pero el mismo monto que el 2023, nos alcanza para comprar menos de la mitad. Ya no entregamos frutas y el menú es uno solo: guiso de arroz o fideos. La Municipalidad nos debe la guita de abril en adelante (400 mil pesos mensuales)”.

La falta de alimentos genera roces internos, aquello del pobre contra el pobre se ve en acción: “En La Cariñosa la gente en la fila comenzó a pelearse, no quieren quedarse sin su plato de comida. Esto forma parte de la violencia que sufre la gente, no tiene un mango para comer”.

Además de pedir donaciones (desde el Instagram o al 3413879648), lanzaron el sorteo de una guitarra eléctrica de Ricardo Mollo de Divididos que se va a rifar el 15 de junio. “Es a beneficio de nuestros comedores y merenderos, de todo el país”, precisaron e invitaron a participar.