La primera alarma llegó a fines de 2024. En lugar de aguinaldo y salario, la empresa Vassalli les pagó 70 mil pesos a los trabajadores. Por miedo a perder el empleo en un momento difícil para la economía nacional, aguantaron y esperaron. Ya en 2025, aceptaron cobrar el salario en cuotas. En junio, no les pagaron el aguinaldo y les negaron aumentos. En julio, la paciencia se agotó, pidieron explicaciones y comenzaron las protestas. Hace un mes, la empresa abonó los últimos 400 mil pesos y dejó de responder. Hace dos semanas, la histórica y pujante fábrica de cosechadoras en Firmat está parada y este martes el conflicto se agudizó: echaron de manera formal a cuatro delegados de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), representantes de casi 200 de los 288 empleados que tiene la empresa. Este jueves, los trabajadores decidieron protestar y cortaron el paso de la ruta 33.
Uno de los despedidos es Humberto Soto. Tiene 47 años y trabaja en la planta 1, de corte y estampado. Ingresó hace 22 años como soldador, después fue pintor y más tarde se sumó a la zona en donde llega la chapa, se corta con láser, se pliega, suelda y estampa.
“Tengo una vida en la fábrica pero yo laburo desde los 13 años. Hay que levantarse y seguir. Salir a la calle no está fácil, no hay un derroche de trabajo afuera”, dice a Rosario3 y hace el repaso de cómo fue la caída del último año.
Humberto era delegado de la planta 1, donde hay 30 operarios. La mayoría están en la 2 y existe un tercer sector. Aunque fueron avisados la semana pasada, el telegrama de despido que le llegó este martes lo acusa de protagonizar conflictos y agresiones. “Son todos inventos de la impresentable de Florencia Arietto, que es la apoderada de la empresa de la familia Marsó y que fue repudiada en Firmat cuando vino. El cese de tareas lo hicimos dentro de la fábrica con consentimiento de los compañeros y de acuerdo a la ley”, afirma y responde a las acusaciones de la abogada y senadora de Buenos Aires por La Libertad Avanza, ex PRO, que habla de “mafia sindical”.
“Soy delegado con mucho orgullo porque me eligieron mis compañeros para representarlos. Se ve que eso molesta y por eso nos persiguen a nosotros. Se creen que echando a cuatro delegados esto se termina”, sigue y entiende que el objetivo es intimidar a los casi 300 empleados.
El problema, dice Humberto, no son los voceros del reclamo sino que hace dos meses y medio que el personal no cobra sus salarios ni el aguinaldo: “Cuando ya no tenés para comer, para alimentar a tu familia, te desesperás. La gente viene aguantando desde el año pasado y no da más”.
“Ya hay casos tremendos –denuncia–, con problemas psicológicos, compañeros que se te largan a llorar y no sabés qué hacer, qué decirles. Atrás de un obrero hay una familia y eso es lo que esta gente no entiende, tenemos dignidad”.
Humberto habla del colectivo pero él también vive con su esposa y cuatro hijos (28, 24, 19 y 12 años). Los más grandes hacen changas y colaboran con la economía doméstica “pero no tienen laburo formal, no hay acá” (por la comunidad ubicada a 110 kilómetros al sudoeste de Rosario).
“En Firmat somos 24 mil habitantes que dependemos de Nestlé y Vassalli y después hay fábricas pequeñas satélites de esas dos. Lo que le decimos al intendente y al gobernador es que reaccionen porque si cierra Vassalli se prende fuego la ciudad”, advierte.
“Nos estamos desangrando día a día”, define y agrega: “El futuro de la planta es incierto, no sabemos a quién golpearle la puerta (la empresa no se presenta a las audiencias en el Ministerio de Trabajo). Nos quieren despedir con causa, sin indemnización. Está difícil, cuando vuelvo a mi casa me pasan mil cosas por la cabeza”.
Ahora no habla con bronca sino con preocupación: “Pienso, ¿qué hago ahora, cómo arranco de vuelta, para el sistema ya somos viejos? Es duro estar sin trabajo en este momento”.
Pero Humberto no es un caso aislado. Es una historia entre 14.500 en la Santa Fe atravesada de forma directa por el modelo económico libertario.
Según el Mirador de la actualidad del trabajo y la economía (Mate), “en la provincia ya cerraron casi 1.800 establecimientos productivos desde que comenzó el Gobierno de Javier Milei".
Las unidades productivas bajaron de 50.774 a fines de 2023 a 49.025 a mitad de 2025. Eso, traducido a puestos laborales, implica la pérdida de casi 14.500 empleos formales en el mismo lapso. El total cayó de 635.439 a 620.947.
"La industria santafesina, con más de 6.000 empleos perdidos, encabeza este proceso", señala el último informe de los economistas locales.
Despidos en frigoríficos
Por la baja del consumo de la carne y también por razones de estacionalidad, los frigoríficos del sur de Rosario y de Villa Gobernador Gálvez funcionan a entre un 50 y un 60 por ciento de la capacidad.
Esa merma, a tono con otros sectores golpeados por el parate de la economía, las altas tasas de interés y la apertura de las importaciones, entre otros factores, golpea el empleo.
En el Swift, los trabajadores denunciaron 80 despidos y en Euro, otra planta más chica, seis. Según afirmó este miércoles Jorge Stange, secretario adjunto del Sindicato de la Carne, en el primer caso hubo un principio de acuerdo.
Si bien trabajadores denunciaron haber sido echados sin causa ni previo aviso, el dirigente sindical señaló: "Estamos con el frigorífico trabajando de forma normal”. Enumeró 20 despidos con pago de indemnización, otros 20 de contratados que finalizaron sus vínculos y unos 25 que fueron reincorporados, siempre según Stange.
Desde el sindicato dijeron a El Tres que también hubo un “conflicto” en el sector de picada de novillo (con otras 18 cesantías que serían con causa). El resto de la planta, con 900 empleados, no correría riesgo. Este viernes habrá una audiencia en el Ministerio de Trabajo.
En Euro SA, donde hubo seis despidos, la empresa también se excusó en un problema puntual con los empleados del área de menudencias y tripas, en lugar de hablar de ajuste. Walter Navarro, delegado paritario, dijo a este medio que hubo 60 obreros despedidos en enero, fueron reincorporados en febrero pero no asisten a sus puestos y cobran una "garantía horaria".
Temen que haya más bajas en la planta porque los empresarios no enviaron representantes a la última audiencia del lunes en el Ministerio de Trabajo. Esa práctica de desconocer la autoridad del Estado provincial parece extenderse. Fueron citados, una vez más, para el próximo lunes 22.



