El narco rosarino Francisco Riquelme sumó cinco años de prisión al declararse responsable de amenazar a personal del Servicio Penitenciario Federal en la cárcel de Ezeiza.

Según trascendió en la web del Centro de Información Judicial (CIJ), el joven de 33 años acordó la condena ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 2 de La Plata, integrado por el juez Germán Castelli, el pasado 30 de diciembre. En el trámite intervino el fiscal general Rodolfo Marcelo Molina y la defensora pública Ana María Gil.

El delito que reconoció Riquelme tuvo lugar el 22 de diciembre de 2023 en la cárcel de Ezeiza, cuando cumplía una sanción administrativa que le impidió a su novia Cielo L. visitarlo.

Por entonces, el Servicio Penitenciario Federal (SPF) ya había pasado a la órbita de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Al ser notificado de que no iba a ver a su pareja, Riquelme estalló de ira contra los empleados y los alcaides Leandro Saucedo y Damián Matosian.

“Prendan la tele hoy a la noche, van a ver lo que voy a hacer. Los voy a cagar a tiros a todos ustedes. Acá afuera los voy a matar, voy a cagar a tiros una comisaría en Rosario hoy; Saucedo y Matosian, hijos de puta, se van a querer matar, ya van a ver lo que voy a hacer”.

Una vez reintegrado a su sector de alojamiento, el jefe de turno y el inspector de servicio le solicitaron que cesara en su accionar violento, según dice la investigación.

Riquelme retrucó: “Acá no van a entrar a engomar las celdas. Que venga la requisa”. A su vez, el recluso “alteró el orden del pabellón D” y destruyó distintos elementos.

“En un total estado de violencia –dice la investigación–, Riquelme rompió dos sillas, un microondas y una cámara de video-vigilancia, a la vez que arrojó elementos contundentes hacia la celaduría, tales como palos de escoba y sillas”.

Cuando iniciaron el registro de su celda, Riquelme la siguió: “Yo tengo toda mi familia en cana, tengo a mi mujer presa, mi hermano preso. ¡Mirá qué familia tenemos todos! El mundo es chico. Vos sabés cómo es esto, Matosian. Ustedes se cagan de la risa cuando a la visita la verduguean. No pasa nada. Ni Mameluco te va a salvar, sabés cómo te voy a pegar una zarpada bien piola. ¡Vas a ver! ¡Se van a querer matar! A mí no me vas a correr con ningún traslado, eh… me hacés un favor si me sacás”.

También le atribuyeron haber instigado la confección de una pancarta tumbera que apareció en el alambrado externo de Ezeiza. “Dabian Matoziani y Saucedo, dejen de verdugear a los presos del módulo 6. Atte: Los Narcos”, decía –textual– la sábana escrita con aerosol negro.

Un preso de alto riesgo

 

A mediados de 2024 Riquelme fue imputado de haber proferido amenazas a los alcaides Saucedo y Matosian del Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza, con el propósito de obtener una concesión por parte de esos miembros de un poder público.

Los fiscales encuadraron las conductas endilgadas a Riquelme en el delito de coacción agravada por haberse realizado con el propósito de obtención de alguna medida o concesión (dos hechos, habiendo sido autor del ocurrido el 22 de diciembre de 2023 e instigador del que tuvo lugar el 29 de diciembre), y por el delito de daños agravados por tratarse de bienes de uso público en calidad de autor.

Hoy en día, Riquelme pasa sus días como preso de “alto riesgo” en el penal federal de Marcos Paz. La mayoría de los reclusos que detentan ese rótulo en el sistema federal son rosarinos. El gobierno nacional se jacta de haberlos incomunicado.

“Fran” Riquelme pronto cumplirá cuatro años tras las rejas y aún debe ser juzgado por un tendal de carpetas judiciales por delitos graves, la mayoría cometidos desde prisión, es decir, bajo la tutela del Estado.

El 3 de abril de 2020, la Fiscalía de Criminalidad Organizada lo mandó a allanar en su casa de Felipe Moré al 600 bis por la causa del asesinato fallido de Mariana Ortigala, quien fue testigo protegida y es hermana de quien fue el principal declarante de la causa contra Esteban Alvarado, en un juicio que terminó en prisión perpetua para el capo mafia rosarino en 2022. De hecho, durante años, a Fran se lo perfiló como un representante de los intereses del propio Alvarado.

Ya en 2022, el “Pablo Escobar de Empalme” –como se autoproclamó Riquelme en un chat– fue acusado de comandar una asociación ilícita con sede en los barrios Ludueña, Empalme Graneros e Industrial.

Este grupo de alrededor de treinta imputados protagonizó una prolongada disputa con facciones ligadas a Los Monos, más precisamente a Matías “Pino” César, quien mediante una alianza carcelaria intentó copar parte del noroeste rosarino.

El conflicto regó de sangre las calles hasta bien entrado el 2023. Durante ese lapso, Riquelme no paró de sumar imputaciones por instigar delitos desde prisión, como balaceras a escuelas y comisarías. Por todo ello, aún debe ser juzgado.