La mesa chica de Javier Milei está preparando la convocatoria a sesiones extraordinarias con un amplio temario. La actividad parlamentaria a pedido del Poder Ejecutivo no arrancaría en febrero, como siempre se especuló, sino mucho antes. Hoy, en Balcarce 50 hablaban de convocar al Congreso desde el 15 de enero (es decir, el miércoles que viene) hasta el 15 de febrero. El decreto con el llamado –si no hay cambios en las próximas horas– podría conocerse el viernes.
El temario que plantearía el Presidente sería de alta densidad política: se incluiría la reforma política (que incluye la suspensión de las Paso), la nueva “ficha limpia”; el proyecto de juicio en ausencia; la iniciativa de reiterancia, otra vinculada a un tema técnico-impositivo y los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla para integrar la Corte Suprema de Justicia.
El Gobierno no tiene garantizados los votos para varios de esos proyectos, pero está decidido a sentar a los legisladores igual durante el verano. La apuesta más arriesgada es la vinculada a los candidatos a la Corte.
La jugada que pergeñan en el oficialismo tiene que ver con conseguir primero los votos para el pliego de Lijo, que –pese a las múltiples objeciones que recibió de los partidos aliados, de ONGs y de la propia vicepresidenta Victoria Villarruel– juntaría los votos de los dos tercios de los presentes necesarios.
Esa primera votación, siempre en los cálculos que hacen los libertarios, dejaría planteado un escenario político, dentro de la misma jornada, que le allanaría el camino a García-Mansilla, que hoy tiene menos avales.
Lijo y García-Mansilla tienen situaciones distintas. Porque el primero, juez federal de Comodoro Py, ya tendría los nueve votos que necesita su dictamen de comisión, si bien todavía nadie mostró el papel con las rúbricas. En cambio, el catedrático ni siquiera juntó esos avales en la comisión de Acuerdos. Es decir, que para que su pliego sea tratado sobre tablas necesita que eso sea avalado por dos tercios del recinto.
Por otro lado, los senadores que apoyarían el pliego de Lijo (allí se espera respaldo mayoritario de los bloques de Unión por la Patria) no son los mismos que avalarían el de García-Mansilla. Es sabido que el peronismo, que tiene 34 senadores, no está dispuesto a avalar al catedrático porque se trata de un candidato de perfil conservador y afín al ideario libertario.