Newell’s y el año que se fue: seis entrenadores, volantazos múltiples y objetivos incumplidos

Newell’s terminó un año que arrancó con muchas buenas sensaciones y que acabó con un sabor amargo. No solo porque pasaron seis entrenadores, cambios múltiples en la dirección deportiva y diversas renuncias sino que además estuvo atravesado por los malos resultados; tal vez como consecuencia de todo ello.

Cuáles fueron los motivos, quienes son los responsables, como se sale de allí. Todo eso flota en el aire. La Lepra se ilusionó con un mercado de pases que tuvo cambio de entrenador, la vuelta de Ever Banega y la llegada de refuerzos de la mano de Mitchlousos.

La Copa de la Liga 2024 no pudo empezar mejor para la Lepra: 4 triunfos en los primeros 4 partidos, de los cuales tres de ellos fueron como visitante. El equipo de Mauricio Larriera demostró un buen balance entre juego, resultados y, sobre todo, el aporte de los refuerzos: Éver Banega y los uruguayos Juan Ignacio Ramírez ye  Rodrigo Fernández Cedrés se adaptaron rápidamente a la estructura del entrenador uruguayo y todo hacía presagiar que, al tratarse de un torneo corto, la química inmediata del equipo podía proyectar a Newell’s como un equipo candidato a grandes cosas.

Sin embargo, el equipo fue de más a menos en el campeonato y todo comenzó a torcerse en cuestión de semanas. El Racing de Costas le propinó el primer duro golpe en el Coloso: le ganó 4-0 en un partido que encendió las primeras alarmas. Tras el viaje a Miami, donde empató ante el Inter de Messi, una semana fatídica fue el inicio del fin para las aspiraciones leprosas: derrota en La Plata ante Estudiantes, con expulsión de Éver Banega mediante, y a los pocos días la derrota como local ante Central en una nueva edición del Clásico Rosarino.

En menos de 15 días, Newell’s cambió elogios por críticas e ilusiones por desesperanzas, en una Copa de la Liga que, si bien lo tuvo con chances de avanzar a playoffs hasta la última fecha, nunca volvería a mostrar al equipo de Larriera en esa sintonía fina de los primeros cuatro partidos. Dos derrotas en las últimas dos fechas del torneo sepultaron las chances de la Lepra de avanzar a los playoffs. 

Newell’s terminó 7º, con 21 puntos y a 4 unidades del cuarto puesto clasificatorio. Juan Ignacio Ramírez fue el goleador del equipo, marcando 8 de los 13 goles del equipo de Mauricio Larriera. Sin meterse entre los 4, con derrota en el Clásico, un notorio declive futbolístico y algunos cortocircuitos internos por diversas situaciones extra-futbolísticas, como el apartamiento de Franco Díaz del plantel; el ciclo del uruguayo al frente de la Lepra parecía sostenerse exclusivamente por el avance leproso en Copa Argentina. 

Los primeros cinco partidos de la Liga Profesional fueron los últimos 5 del primer semestre, que culminaría con el parate por la disputa de la Copa América. Ese último sprint de partidos marcaría el fin de ciclo de Mauricio Larriera al frente de la conducción técnica rojinegra. El uruguayo fue cesanteado de su cargo tras la derrota a manos de Banfield como visitante, en la fecha 4 del campeonato.

El avance en las dos primeras fases de la Copa Argentina, ante Midland y Deportivo Riestra, y los triunfos como local ante Platense y Defensa y Justicia no alcanzaron para frenar una dinámica negativa.

La Lepra despedía al primero de sus tres entrenadores en 2024, tras no poder recuperar aquella primera versión futbolística en el amanecer del año, y a pesar de que desde los puntos la cosecha del equipo bajo el mando del oriental fue la más prolífera de la temporada.

Para colmo, el semestre leproso culminó de la peor forma: la primera gran reprobación para jugadores y dirigentes se vivió en el Coloso frente a Instituto. La Gloria, en la 5ª y última fecha antes del receso, le ganó con claridad al equipo dirigido interinamente por Adrián Coria y los futbolistas leprosos se fueron envueltos en una reprobación cargada de descontento, desesperanza y crispación.

La llegada del sucesor de Larriera duró algunas semanas, y fue en la trastienda de esa búsqueda donde se empezaron a notar diferencias de criterio entre el director deportivo rojinegro y la visión original de Ignacio Astore y su comisión directiva.

Si bien los nombres fueron varios, sólo dos apellidos de los que se barajaron tuvieron la fuerza necesaria como para llegar a reuniones concretas. Mientras Michaloutsos estaba reunido con Sebastián Méndez en Buenos Aires ultimando detalles de la negociación, se filtró una foto del presidente rojinegro Ignacio Astore reunido- en una estación de servicio de San Pedro con Javier Sanguinetti.

Finalmente, el Gallego fue elegido como el nuevo entrenador rojinegro para encarar un segundo semestre que para la Lepra tenía objetivos claros: pelear la Copa Argentina, meterse en copas internacionales y ganar el segundo Clásico del año, que se disputaría a pocas fechas del inicio del ciclo.

Con Méndez como nuevo DT, también en paralelo se concretó la venta de Brian Aguirre a Boca Juniors, en una cifra que se elevó a los 5 millones de dólares.

El segundo semestre leproso

 

El segundo semestre para Newell’s fue una continuación de lo visto en ciclo Larriera y también un cúmulo de nuevos errores que terminaron de quebrar las esperanzas rojinegras en un 2024 que se iba a terminar muy rápido.

El ciclo Méndez comenzó con el pie derecho: el mejor partido del ciclo fue el primero, en el Ducó y ante Barracas, donde el rojinegro ganó gracias a un tanto agónico de Colo Ramírez con mucha ayuda del arquero rival. Sin embargo, lo que se presagiaba como un golpe de efecto positivo de cara al resto del año terminó siendo un simple espejismo. Aquel triunfo ante el Guapo sería el único triunfo de la era Méndez. Un ciclo que empezó a torcerse desde el partido siguiente: un empate 0-0 ante Independiente Rivadavia como local que significó una racha de 3 partidos sin ganar previos al Clásico ante Central, y con una de sus peores presentaciones del año, como local en el partido previo ante Estudiantes.

El equipo del Gallego fue vapuleado por el Pincha en un partido donde la Lepra demostró, como nunca antes, su inferioridad futbolística ante un rival siendo local. No había peor forma de llegar al clásico de la ciudad, y para colmo, algunas lesiones musculares, como la del capitán Éver Banega, generaban más recelo entre los hinchas. El Clásico pasaba a ser la bisagra para el resto de la temporada leprosa.

Pero ni la titularidad de Éver Banega en el Gigante de Arroyito ni el regreso de Juanchón García, el último verdugo de Central en los clásicos, le alcanzó a Newell’s para torcer la esquiva actualidad en el partido más importante de la ciudad.

En un partido cerrado como los anteriores, Central lo venció sobre el final por 1 a 0 y volvió a sumergir al equipo en un profundo bajón futbolístico y anímico. Pero sobre todo, la derrota clásica no solo terminó de romper la relación entre los hinchas y los futbolistas, sino que también volvió a recrudecer las diferencias y los recelos internos en relación al proyecto deportivo.

Las llegadas de Saúl Salcedo, Gabriel Carabajal, Juan Ignacio Méndez y Lucas Besozzi, sumadas a las de Juanchón, tuvieron como protagonista las gestiones del director deportivo Michaloutsos, quien tomó protagonismo en el mercado de mitad de año por sobre otros integrantes de la comisión directiva. Ninguno de los futbolistas que llegaron fueron de impacto inmediato para el equipo del Gallego Méndez, y los primeros reproches públicos de la cúpula dirigencial hacia el encargado del armado del plantel no tardaron en aflorar.

Newell’s se compró una interna que terminó de sentenciar al proyecto deportivo. La desautorización pública de Astore hacia Michaloutsos, y el “derecho a réplica” del gerente deportivo unas semanas después, terminó por exponer una interna en la que todos perdieron.

Paralelamente, no hubo reacción del plantel a la derrota frente a Central. Una nueva derrota caída como local ante Racing condicionó al plantel de cara al choque de eliminación directa por Copa Argentina, ante Central Córdoba de Santiago del Estero.

En el partido ante el Ferroviario, en San Nicolás. se dio una particularidad: Newell’s salió a la cancha sin ningún futbolista de campo surgido en sus inferiores. No pudo romper el 0-0 y, en los penales, el equipo de Omar De Felippe lo venció por 3 a 2. Otra frustración en Copa Argentina.

Esa noche nicoleña marcó un fin de ciclo, pero no fue Sebastián Méndez el que dejó su cargo. Sino Ariel Michaloutsos, que dejó de ser el director deportivo de la institución. Astore decidió prescindir de los servicios de la persona a la que le había encomendado el armado del plantel 2024 y de todo el proyecto futbolístico. Un volantazo desprolijo que dejó claro que la crisis rojinegra, más allá de lo futbolístico, se trataba de una crisis de liderazgos.

El equipo del Gallego Méndez siguió sin ganar y en reemplazo de Michaloutsos la dirigencia rojinegra acudió a un ex-futbolista: Rubén Capria tomó el cargo de “asesor” deportivo.

El nombre del cargo denotaba la enésima reestructuración interna en el armado futbolístico de Newell’s, cuya órbita de las principales decisiones volvían a pasar a manos del presidente Astore, pero con el asesoramiento de las opiniones de un futbolista que regresó al club tras haber formado parte del campeonato 2004.

Pese a los cambios internos, la agonía del ciclo Méndez no duró mucho tiempo más: tras una categórica caída por 3-0 ante Argentinos Juniors volvió a quedarse sin entrenador, en uno de los ciclos más negativos desde lo numérico de los últimos años: Méndez ganó sólo 1 de sus 10 partidos dirigidos y se fue del club apenas se concretó la caída rojinegra en La Paternal.

 

Ya sin Méndez, y con un tercio todavía de la Liga por disputar, la decisión institucional fue que quien debía hacerse cargo del primer equipo, por tiempo indefinido, era Ricardo Lunari. El “Cadi” ya había tenido una experiencia como interino en 2014, y en 2023 había vuelto al club para dedicarse a las categorías formativas. Fue campeón con la quinta división y en enero de 2024 tomó la reserva, categoría en la cual logró resultados competitivos. Más allá de su buen trabajo en esa divisional, el de San José de la Esquina asumió el desafío como la oportunidad de su vida. Interinato o confirmación. Los resultados iban a indicarlo.

A pesar del anhelo de Lunari y del buen arranque de su interinato -ganó 2 de sus primeros 3 partidos-, una nueva fulminante racha de derrotas duras y de partidos sin ganar se terminó fagocitando a un hombre de la casa, que había llegado hacía un año y medio a las formativas con el único objetivo de ascender hasta convertirse en el técnico de la primera leprosa.

Cuatro derrotas en 5 partidos fueron demasiado para Lunari, que no tuvo la espalda suficiente para encarrilar al equipo. Pese a la confirmación pública, la derrota rojinegra a manos de Gimnasia en el Bosque platense sentenciaron su ciclo, que empezó como un interinato y que fue despedido como un DT titular.

Habiendo caído a la penúltima posición en la Liga, con solo 5 fechas para el final, Newell's salió a la búsqueda de otro DT. La elección del nuevo entrenador demoró más de lo esperado y de cara a los duelos ante Central Córdoba de Santiago del Estero e Independiente, en el Coloso, se debio conformar un “cuerpo técnico institucional” para afrontarlos. Gabriel del Valle Medina, mano derecha del nuevo coordinador de inferiores Ariel Paolorossi, encabezó el equipo acompañado de otros entrenadores de las formativas. Una situación inédita. 

El interinato de Del Valle Medina tuvo una de cal y una de arena: una derrota ante los santiagueños por 3 a 2 después de estar dos veces en ventaja se combinó con un triunfo ante el Independiente de Julio Vaccari días después.

La llegada de Mariano Soso sobre el cierre de la temporada se empalmó con una etapa de definiciones respecto de varios futbolistas. Horas antes del debut del nuevo entrenador en Tucumán, y a pesar de que todo apuntaba a hacerse, se conoció que Rodrigo Fernández Cedrés dejaría de pertenecer al club. Por cierto, hubo polémica.

El cierre del año leproso, con Soso al mando, se conformó de un empate ante Atlético, una derrota como local ante Boca y un triunfo, con muchas bajas, en el cierre del torneo en Córdoba ante un Talleres que peleaba el campeonato. No obstante, el cierre del año rojinegro no podía terminar de otra manera que con conflictos. La baja de Éver Banega para el cierre del campeonato despertó críticas de propios y ajenos, mientras que el duelo en el Kempes significó también el último partido de Matko Miljevic, que pese a lo dicho por Astore un mes atrás, tampoco fue comprado por la institución. 

Sin llegar lejos en ninguno de los torneos, habiendo perdido ambos clásicos, sin aprovechar su oportunidad en Copa Argentina y con 6 entrenadores diferentes en el banco a lo largo de la temporada, el año 2024 volvió a demostrar que en Newell’s por estos días, el todo es menos que la suma de las partes.