Fechas clave como Navidad o Año nuevo, así como aquellos días en los que se celebran eventos comerciales como el Cyber Monday o Black Friday, suelen contar con el riesgo de caer en el llamado "síndrome del comprador compulsivo". Se trata de una conducta que, para los expertos, implica comprar productos a modo de alivio de estrés, tristeza o aburrimiento.

“No es que a la persona le guste comprar, sino que utiliza la compra como una vía de escape emocional”, explican expertos en salud mental. Y advierten, además, sobre seis señales para reconocer este comportamiento junto a estrategias para disfrutar de las ofertas sin un posterior arrepentimiento.

Antes de comprar merece la pena pararse un momento y hacerse algunas preguntas: ¿Realmente lo necesito? ¿Podría esperar unos días? ¿Estoy comprando porque me gusta o porque estoy nerviosa, triste, o aburrida? A veces, sólo con darnos ese espacio ya cambia completamente la decisión”, sugirieron.

El síndrome del comprador compulsivo

Este síndrome es aquel que se desarrolla cuando una persona siente una necesidad casi incontrolable de comprar aunque no lo necesite, incluso a sabiendas de que luego podría arrepentirse.

“No es que le guste comprar, sino que usa las compras como una forma de aliviar emociones como la ansiedad, el vacío, o la tristeza. El problema es que el alivio dura poco, y después suele aparecer la culpa o la sensación de ‘¿por qué lo he hecho?’”, indicaron.

Sucede que, por un lado, aumenta la presión social: Se ve a "todo el mundo" en modo compra y aparece la sensación de que "si no aprovecho, pierdo algo". Además, la publicidad agresivamente masiva también influye junto a la sensación de urgencia ("Solo por hoy", "últimas unidades"), que activan el miedo a perder la oportunidad. Por otra parte, se suele estar más emocional o estresado en este momento del año, lo que puede conllevar que el consumo funcione a modo de autorregulación emocional.

Señales de alerta y tips frente a la compra compulsiva

Algunas señales de alerta que podrían indicar que se está comprando compulsivamente son:

-Comprar sin planificación.

-Sentir culpa o arrepentimiento tras la compra.

-Esconder las compras.

-Gastar más de lo previsto de forma repetida.

-Acumular productos que no se usan.

-Sentir ansiedad cuando no se puede comprar.

“En estos casos, el acto de comprar deja de ser una elección libre y se convierte en una necesidad emocional”, remarcaron. Por ello, ante este tipo de fechas, lo más importante debe ser planificar las compras, hacer una lista de lo que realmente se necesita, y fijar un presupuesto cerrado antes de empezar a mirar.

También ayuda el evitar "pasear" por webs o tiendas sin un objetivo claro, “porque eso aumenta la exposición a estímulos”, al mismo tiempo que otra estrategia útil es esperar unas horas, o incluso un día antes de confirmar una compra, y preguntarse si realmente se necesita ese producto o es algo que, simplemente, ha llamado la atención.

Las emociones detrás de las compras compulsivas

Por otra parte, resulta sumamente fundamental revisar las emociones del momento. En ocasiones, se compra por aburrimiento, estrés o necesidad de recompensa.

De hecho, para los expertos esto influye muchísimo el estado emocional en el comportamiento de la compra: “Cuando estamos tristes, ansiosos, o aburridos, el cerebro busca una gratificación inmediata, y comprar puede dárnosla. El problema es que ese alivio dura poco, y a menudo, después, aparece la culpa. En cambio, si compramos desde un estado emocional más tranquilo, solemos hacerlo de forma más racional y ajustada a nuestras necesidades reales”.

En este aspecto, las redes sociales juegan un papel muy notable en este escenario y los algoritmos aprenden qué es lo que nos gusta y nos muestran productos adaptados a nuestros gustos y emociones: "Las redes, además, fomentan la comparación: ver lo que otros compran o muestran puede despertar el deseo de tener lo mismo. Todo está diseñado para generar impulso, por eso es importante tomar conciencia de que el entorno digital no es neutral".

Un período de reflexión

Para los expertos, es clave establecer un "período de reflexión" previo a realizar una compra. De este modo, es posible tomarse un tiempo para cortar el circuito del impulso.

“No hay un número exacto, pero esperar al menos 24 horas suele ser suficiente para que la parte más racional del cerebro vuelva a tener el control. Si pasado ese tiempo seguimos queriendo el producto, es más probable que se trate de una necesidad real y no de un impulso momentáneo”, añadieron.

Y subrayaron: “El problema no está en aprovechar una oferta o regalar algo bonito, sino en hacerlo desde el impulso, desde esa sensación de ‘lo necesito ya’ o ‘si no lo compro ahora me voy a arrepentir’. Ahí es donde el consumo deja de ser una elección libre y se convierte en una forma de llenar vacíos o de calmar emociones”.

Y, si al final sucede la compra, que la misma sea algo que realmente aporte valor, que tenga un propósito o que haga ilusión, y no sólo sea cuestión de llenar un carrito porque son todas ofertas. "Disfrutar de estas fechas también pasa por poner límites, porque cuando aprendemos a decir ‘no’ a lo que no necesitamos, nos quedamos con lo que de verdad importa", concluyeron.

Fuente: EFE.