“Bienvenido a la revolución”.
Juan Sebastián Verón es el presidente de Estudiantes de La Plata y así recibió a Cristian Medina, el ahora ex mediocampista de Boca que le avisó por mail a la entidad xeneize que había ejecutado la cláusula de rescisión. Medina depositó en la cuenta auriazul 15 millones de dólares que le dieron la libertad de acción.
Por supuesto, la plata no la puso él, pero antes de explicarlo, es menester leer la declamación de Verón que, en la práctica, le da nacimiento a las Sociedades Anónimas Deportivas en Argentina, aunque declare lo contrario.
“El club no va a perder nada ni dejará de ser una sociedad civil. Todo el manejo será el mismo. Hay que entender que hay alguien que invierte, estamos hablando de un proyecto. Nosotros estamos pensando a largo plazo, ese es el fuerte del acuerdo”, necesitó aclarar la Brujita.
“Foster (Foster Gillett es un empresario estadounidense, hijo de George Gillett, quien fue dueño de Liverpool de Inglaterra y casi se lleva puesto al gigante inglés) entiende este deporte y rubro, hablamos y converge mucho con lo que nosotros queremos: mejorar en infraestructura. Este contrato nos cambia de escala. Nadie imagina de lo que estamos hablando. Es difícil proyectar lo que estamos haciendo. Podemos seguir así o cambiamos de escala como pensamos”, postuló el hijo pródigo de la gran Bruja Verón.
Medina fue comprado por Gillett, que lo prestará al menos por seis meses a Estudiantes antes de transferirlo a Europa. También intentará nutrir al Pincha con el Colo Valentín Barco, Sebastián Driussi y Lucas Alario. Eso para empezar.
En los tiempos que corren, es improbable que la AFA pueda resistir mucho tiempo más con el formato de las sociedades civiles
El magnate acercará 150 millones de dólares a los tetra campeones de América a cambio de... Vaya a saberse.
Los socios de Estudiantes deben aprobar la medida por lo que lo único concreto hasta aquí es que Gillett compró a Medina y Boca embolsó 15 millones de dólares al contado, tal cual establece el mecanismo de las cláusulas de rescisión.
Para otro momento quedará la cuestión ética. Hay un acuerdo cuasi secreto entre los clubes del fútbol argentino que establece que entre ellos no se ejecutan las cláusulas de rescisión, que sólo pueden activarlas los futbolistas, pero el dinero no es de ellos. Algo así como que entre bueyes no hay cornadas.
Llama mucho la atención y cuesta muchísimo creer que alguien se desprenda de 15 millones de dólares sin que participe de la propiedad de la institución a la que beneficia cual regalo ultra millonario de Reyes.
Verón puede hacer y hará todo el esfuerzo del mundo por disimular lo obvio.
Lo concreto es que el arribo de Gillett a 1 y 57 representa la primera arremetida, impresionantemente millonaria por cierto, de las SAD en el fútbol argentino.
En los tiempos que corren, es improbable que la AFA pueda resistir mucho tiempo más con el formato de las sociedades civiles.
A propósito, apunte aparte. La entidad que rige el fútbol argentino debe exigirles a algunos de sus dirigentes un cambio de modales en su trato con quienes no piensan de la misma manera. Pablo Toviggino, por ejemplo, el tesorero de la AFA, se parece más a un barrabrava que a un directivo.
De regreso al tema. Los socios, los verdaderos dueños de los clubes, son los que tienen ahora la palabra.
Sólo ellos pueden frenar o hacer viable el nuevo formato.
Todo parece indicar que una nueva era se acerca al fútbol argentino a pesar de que hace apenas unos meses parecía una utopía.