Desde hace semanas, el gobierno argentino ha desplegado esfuerzos masivos para sostener al peso dentro de la banda oficial acordada: el Banco Central realizó la mayor venta diaria de dólares en casi seis años —unos 678 millones de dólares— para contener la depreciación. Además, se han hecho ventas acumuladas superiores a 1.1 mil millones en pocos días en el tramo alto de la banda de flotación.
Pero estas intervenciones cobran un costo elevado: las reservas netas útiles para maniobrar se estiman en apenas unos USD 6-8 mil millones, cuando el BCRA necesita mantener margen para pagar deuda y cubrir importaciones. Así, la capacidad de sostener el tipo de cambio frente a choques externos o eventos políticos se encuentra muy limitada.
A su vez, el gobierno firmó un swap de divisas con el Tesoro de EE. UU. por USD 20 mil millones, con el objetivo explícito de respaldar la estabilidad cambiaria hasta las elecciones legislativas. Sin embargo, algunos analistas advierten que ese respaldo puede perder fuerza —o condicionarse— según el resultado electoral.
Lo electoral como catalizador
El riesgo central para quien piense en dolarizarse antes del 26 de octubre es que el resultado electoral defina el tratamiento político del programa económico: si la coalición oficial pierde poder, podría debilitarse el compromiso con el tipo de cambio, aumentar la presión para una devaluación o originarse una crisis de confianza.
De hecho, algunos inversores ya señalan que, pese al respaldo externo, los mercados están posicionados “alcistas pero expuestos” a confrontar esos riesgos. Si el gobierno sufre un revés legislativo fuerte, podrían llegar medidas disruptivas como liberación del tipo de cambio, devaluación abrupta o reconfiguración fiscal.
Por otro lado, el propio presidente Milei viene delineando su estrategia electoral con el “peso fuerte” como eje de campaña, reforzando su discurso en contra de devaluaciones prematuras.Buenos Aires Times Esa narrativa busca activar expectativas de estabilidad hasta el cierre de cada etapa electoral.
¿Conviene dolarizarse ahora?
Pros de adelantarse
* Si se produce un choque negativo de confianza o fuga de capitales, comprar dólares antes puede servir como seguro contra una depreciación abrupta del peso.
* Permite anticiparse a escenarios extremos si el resultado electoral genera tensión.
Contras y riesgos
* Las reservas del BCRA son escasas: una intervención prolongada podría agotarlas rápidamente, exponiendo al peso a una caída súbita.
* La volatilidad electoral puede desencadenar repruebas en mercados o reacción política adversa, cambiando reglas de juego.
* Si triunfa el oficialismo con poder restaurado, es probable que se refuercen las medidas que sostienen el peso temporalmente, lo que pondría en desventaja al que dolarizó demasiado pronto.
Recomendación prudente para inversores
Una estrategia intermedia puede tener sentido: mantener cierta cobertura en dólares, sin comprometer todo el portafolio, buscando flexibilizarse después del 26 de octubre. Evaluar constantemente señales políticas (encuestas, discursos) y monitorear reservas y mecanismos de intervención. Si se avista una desbandada hacia el dólar, estar listos para actuar rápidamente.

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