“La arquitectura como principio de igualdad”, fueron las palabras que utilizó la arquitecta argentina Juliana Mombelli para describir el proyecto que impulsó el papa Francisco en Amazonia y en el que ella trabaja con el objetivo de acompañar a las pueblos originarios, preservar sus costumbres y diseñar nuevos espacios en el bosque tropical más extenso del mundo, en el que según dijo, “las tribus están siendo desplazadas y diezmadas”.

En conversación con el programa Podría ser peor (Radio2) Mombelli contó cómo dio con este proyecto, impulsado por el sumo pontífice, cuáles son las principales dificultades de construir en “el pulmón del mundo”, el objetivo de la obra y las características de la misma.

Cómo empezó todo. Según hizo mención, desde hace varios años trabaja como arquitecta social en distintos barrios vulnerables de la ciudad de Buenos Aires con proyectos de “escuelas, centros para adictos y también centros para refugiados de guerra”. 

Y recordó: “En una inauguración de una de las obras que hice estaba presente uno de los sacerdotes, el padre Matías. Cuando lo trasladaron al Amazonas para misionar me llamó para el proyecto que está haciendo con el Papa: un centro social para tribus indígenas”. 

Para Juliana, “la arquitectura como principio de igualdad tiene que ver con la generación de espacios de encuentros donde la gente pueda salir adelante, diseñar espacios que incluyan a aquellas personas que están aisladas de la sociedad, a los marginados”. 

“Los problemas de base entre Argentina y Amazonia son los mismos: pobreza, desigualdad, falta de oportunidades, adicciones, trabajo esclavo, entre otros. Lo que pasa en Argentina es que, si bien suceden, algunas ciudades están un poco más contenidas. En Amazonia lo que sucede es que es un lugar infinito. La selva es infinita, el río lo es y los problemas también. Es muy difícil generar un límite”, explicó.

En ese sentido, profundizó: “Por ejemplo, las tribus están siendo desplazadas por la tala indiscriminada de los bosques. Así como la naturaleza de la Amazonia es infinita, hay muchas empresas que las explotan, minería, petróleo, tala de bosques, tráfico de animales, trata de personas. Estas tribus son desplazadas, diezmadas, van perdiendo sus costumbres”.

El desafío de construir sobre la selva. “Es complejo, mucho más que otros lugares. Hace muchísimo calor todo el año, cuando no llueve no podemos navegar y tenemos que llevar todo navegando de antemano. Hay que tener mucha logística, todo está atravesado por el río”.

Las comunidades. “Hay más de 60 comunidades nativas. Son pueblos que se manejan por clanes, construyen con materiales de amazonas como hojas de palmeras. Esas construcciones con las lluvias no duran mucho pero como son cazadores se van moviendo. Casi el 90 % de la gente es analfabeta”, mencionó.

El proyecto, según describió la arquitecta argentina, cuenta con 3600 m 2 y detalló: “Tendrá diferentes sectores: salones, comedor, deportivo, anfiteatro”. 

Además, “uno de los lugares centrales que tendrá será una maloca”, que es un edificio tradicional para uso familiar y comunal utilizado por los pueblos indígenas en las regiones amazónicas de Brasil, Colombia, Ecuador y Perú. “Es lo que usan las tribus para reunirse en ceremonias, rituales, como así también, elección del cacique”.

“La maloca va a tener piso de tierra porque los ancianos tienen que tener contacto con la tierra, por lo ancestral”, describió al cierre.