En medio de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, la cual finaliza el 7 de agosto, profesionales de la salud recuerdan que "amamantar no es sólo un acto biológico" sino que, también, es una experiencia emocional profundamente atravesada por expectativas, mandatos sociales y vínculos.
En este aspecto, resulta clave derribar algunos mitos. Si bien la evidencia científica confirma de forma contundente sus beneficios, muchas mujeres siguen enfrentando barreras invisibles. Por ello, derribar esas creencias es clave para comprender que amamantar no es sólo nutrir, sino que es un acto físico, emocional y vincular que necesita contención.
“La lactancia es una práctica profundamente emocional. No solo nutre el cuerpo del bebé, también construye uno de los primeros vínculos. Por eso, cuando aparecen dificultades, las madres no solo consultan por cuestiones físicas, sino también por lo que sienten: culpa, frustración, miedo a hacerlo mal. Acompañarlas sin juzgar, brindar información y validar sus emociones es parte del rol profesional”, explicaron.
Entre los mitos más comunes que todavía circulan en 2025 se destacan:
-“Si los pechos son pequeños, no se puede amamantar”: El tamaño no determina la capacidad de producción, ya que todas las madres pueden producir la cantidad necesaria si hay un estímulo adecuado.
-“Después de los seis meses, la leche ya no alimenta”: La leche materna sigue siendo una fuente relevante de nutrientes, defensas y factores de crecimiento incluso después del primer año.
-“Si el bebé llora mucho, es porque la leche no lo llena”: El llanto no siempre indica hambre, puede responder a otras necesidades (contacto, sueño, malestar) y no implica baja calidad de la leche.
-“No tengo suficiente leche”: La mayoría de las veces es una percepción errónea, ya que la succión frecuente es la clave para sostener y aumentar la producción.
-“Estar resfriada impide amamantar”: Salvo en casos excepcionales, no solo se puede amamantar estando enferma, sino que es recomendable ya que la leche transmite anticuerpos protectores.
-“Si el bebé toma fórmula o mamadera una vez, rechaza el pecho”: No necesariamente, muchas lactancias mixtas o recuperadas funcionan bien con acompañamiento.
-“La leche es muy aguada y no alimenta”: La leche varía en apariencia y composición a lo largo de la toma, pero siempre aporta lo que el bebé necesita.
-“Amamantar debería ser fácil si se hace con amor”: La lactancia puede ser desafiante, incluso en contextos de deseo y motivación. El amor no reemplaza la necesidad de apoyo técnico y emocional.
-“Después de algunos meses, la leche se corta sola”: La producción se regula por la demanda, si el bebé sigue mamando, la leche continúa produciéndose.
-“Volver al trabajo impide seguir amamantando”: Con organización, extracción de leche y asesoramiento, muchas mujeres logran compatibilizar lactancia y trabajo.
La mayoría de las mujeres puede amamantar, pero, muchas veces se enfrentan a obstáculos que no tienen que ver con su cuerpo, sino con la falta de información, de tiempo o de apoyo: "Si una madre no recibe la ayuda adecuada, lo más probable es que abandone, no porque no quiera, sino porque se sintió sola”.
Por otro lado, es clave acompañar a las familias con información clara, escucha activa y apoyo concreto para sostener una lactancia saludable. El acceso a profesionales capacitados, pediatras, puericultoras, nutricionistas, obstetras y psicólogos, puede marcar la diferencia entre una experiencia positiva y una experiencia atravesada por el estrés o la frustración.
Fuente: NA.



