Del 18 al 24 de noviembre se conmemora la Semana Mundial de Concientización sobre el uso de Antibióticos, una iniciativa impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta iniciativa global, promovida también por otras organizaciones, tiene como objetivo concientizar sobre la resistencia a los antimicrobianos (RAM) y fomentar las buenas prácticas en el uso de antibióticos para proteger la salud humana y animal.

Resistencia antimicrobiana

La resistencia antimicrobiana se produce cuando bacterias, virus, hongos o parásitos cambian y desarrollan mecanismos que permiten su resistencia frente al efecto de medicamentos diseñados para eliminarlos. Así, las infecciones que antes se trataban fácilmente, ahora pueden volverse graves e incluso mortales. Como resultado, se generan internaciones más largas, tratamientos más costosos, y el riesgo de que procedimientos médicos comunes (como cirugías, quimioterapias, entre otros) se tornen inseguros.

Un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, estima que las muertes por resistencia antimicrobiana directa rondará casi los 2 millones de personas para el final del 2025, mientras que se espera que las muertes asociadas aumenten de 4,7 millones que hubo en 2021 a más de 8 millones para el 2050.

Bajo el lema “Actúa ahora: protege nuestro presente, asegura nuestro futuro”, la campaña 2025 pone el foco en la necesidad urgente de actuar de manera conjunta. Cuidar la eficacia de los antibióticos no es solo tarea de los profesionales de la salud: requiere del compromiso de toda la sociedad.

El cuidado es de todos

La automedicación, la interrupción de tratamientos antes de tiempo, o la exigencia de antibióticos si estos no son necesarios, son algunas de las conductas que contribuyen al desarrollo de estas resistencias. En tal sentido, expertos recuerdan que los antibióticos deben usarse únicamente bajo prescripción médica, en las dosis y tiempos indicados, y nunca para tratar infecciones virales como gripe o resfrío ya que no tienen ningún tipo de efecto allí.

Además, recuerdan la importancia de prevenir infecciones como parte de la solución: Mantener una buena higiene de manos, ventilar los ambientes, completar el calendario de vacunación y adoptar hábitos saludables son acciones simples que reducen la necesidad de recurrir a antibióticos.

Por otra parte, en cuanto a la alimentación, una dieta equilibrada y rica en frutas, verduras, fibras y alimentos frescos, contribuye a fortalecer el sistema inmunológico y mantener la microbiota intestinal saludable, lo que actúa como barrera natural frente a distintas enfermedades.

Los profesionales tienen la responsabilidad de educar, informar y actuar. Difundir mensajes claros sobre el uso racional de los antibióticos, acompañar a los pacientes en sus tratamientos y fomentar hábitos saludables son acciones que pueden marcar una diferencia real.

Así, cada decisión cuenta: usar un antibiótico sin indicación médica, guardar “sobras” de un tratamiento o suspenderlo antes de tiempo son prácticas que, aunque parezcan menores, ponen en riesgo la eficacia de estos medicamentos para todos.

Fuente: Agencia NA.