Desde su lanzamiento al público en julio del año pasado, al día de hoy no debe existir un proyecto tecnológico más polémico y controvertido que Worldcoin. Esta iniciativa tiene como objetivo crear, por un lado, una solución que permita verificar que cada usuario es una persona real y única, y no un bot de inteligencia artificial, algo que en un futuro próximo será muy difícil de distinguir. Por el otro, establecer una red global que garantice la inclusión financiera digital a sus participantes, especialmente para las personas en países en desarrollo.

Detrás de Worldcoin se encuentra una empresa llamada Tools for Humanity, fundada entre otros por Sam Altman, conocido por ser director ejecutivo de OpenAI, la firma responsable de algunos de los productos más innovadores de este último tiempo: el generador de imágenes a partir de descripciones de texto DALL-E, y ChatGPT, el modelo de inteligencia artificial que puede conversar y responder preguntas en lenguaje natural como si fuera una persona.

Sam Altman, fundador de OpenAI y Worldcoin, registrándose en su propia plataforma

Para registrarse en Worldcoin, los usuarios deben escanear su iris en un dispositivo diseñado específicamente para este fin llamado Orbe, una esfera futurista repleta de tecnología y pieza clave en el funcionamiento del proyecto. A partir de las imágenes recopiladas, el orbe genera un código único que representa la identidad digital de la persona, su World ID, vinculado a la aplicación World App. A cambio, el nuevo usuario registrado recibe algunos tokens WLD, la criptomoneda nativa del ecosistema Worldcoin, construida sobre la blockchain de Ethereum.

Es justamente esto lo que ha despertado intensos debates sobre privacidad y ética, ya que además de implicar la recolección de datos biométricos sensibles, el incentivo económico, especialmente entre comunidades de bajos ingresos, puede ser visto como una forma de explotar la necesidad de individuos en situación de vulnerabilidad. De hecho, se ha observado que la gran mayoría de los nuevos usuarios de la plataforma eligen cambiar los tokens recibidos por dinero en efectivo, lo que refuerza la idea de que la necesidad financiera es un factor determinante en la adopción de esta tecnología. Buscando mayores precisiones respecto a estas cuestiones, Rosario3 se contactó con Martín Mazza, gerente de Operaciones para América Latina de Worldcoin.

-Suena un tanto extraño que alguien ofrezca dinero a cambio de registrarse en una plataforma. ¿Cómo manejan este aspecto?

-Bueno, me encanta, vayamos al hueso. Primero, nadie te está entregando dinero por sumarte a esta red, Es muy importante hacer esa aclaración.

-Te dan tokens, que la gente los cambia por dinero.

-Claro, pero el token es una forma de que participes con el valor que traes a la red, es una forma de que esta red de identidad esté en propiedad de las propias personas que se suman. Ahora, si las personas quieren ese token cambiarlo hoy mismo por dinero, ya es una decisión personal. El valor de esta criptomoneda no sabemos cuál va a ser y no podemos especular, pero es una forma de que tengas propiedad sobre la red y también, como explicamos en el White Paper, muy probablemente tenga esa criptomoneda injerencia sobre el futuro de la red, o sea, los tenedores de esta criptomoneda el día de mañana podrían elegir sobre ciertas acciones que tome la Fundación Worldcoin y participar. Es lo que se llama una organización autónoma descentralizada que hoy se hace en blockchain. Pero es muy importante eso, nadie te está solicitando dinero ni ofreciendo dinero para sumarte a la red.

-¿No crees que el token es un gran incentivo para que la gente se registre? Porque estoy seguro que un altísimo porcentaje lo hace impulsado por la posibilidad de hacerse de un dinero extra, y si no existiera este componente, este token en particular, posiblemente el nivel de interés sería mucho menor.

-El token sirve para alinear incentivos y distribuir la propiedad de la red entre las personas que se suman, haciendo un anclaje de la red. Creo que este mecanismo es mucho más eficiente que concentrar el 100% del valor de la red en un ente central, como fue un poco la Internet de los últimos 20 años. Después sí, hay transacciones con el token, como con cualquier otro token o criptomoneda, en casas de cambio y de manera peer-to-peer (P2P) entre usuarios en contextos de libre cambio, como son las criptos, donde las transacciones se permiten las 24 horas al día, los 365 días del año. Lo interesante es cómo esto también puede generar un acceso financiero sin fronteras a transferencias de valor, y esa inclusión que hoy pensamos que todavía falta. Pero después, es un poco la libre disponibilidad de las personas qué hacer con esa criptomoneda, si transferirla, almacenarla o enviarla a un amigo.

Sin embargo, el revuelo generado por Worldcoin no se debe tanto a la desconfianza que despierta esta inusual generosidad a través de la distribución de tokens, sino más bien a la preocupación que plantea la monumental recopilación de datos biométricos de ciudadanos de todo el mundo. Específicamente, existe inquietud sobre cómo esta iniciativa protegerá las características biológicas particulares del iris de cada uno de los usuarios que se registraron voluntariamente. Hasta la fecha, más de 500 mil argentinos ya se han registrado en Worldcoin, mientras que globalmente ya lo han hecho alrededor de 5,7 millones de personas en más de 160 países.

-¿Por qué el iris? ¿No se puede validar que se trata de un ser humano vivo yendo personalmente con el DNI, el pasaporte o alguna otra identificación, y generar el código a partir del escaneo de ese documento?

El iris es lo que hace que este proyecto sea posible. Se investigaron muchísimas formas y tecnologías de cómo hacer una prueba de humanidad, empezando particularmente por el documento. El documento proporciona un montón de información personal, en muchos casos el grupo sanguíneo y casi siempre la dirección particular, y es un mecanismo con el que es muy fácil cometer fraude. La huella digital es más avanzada y segura, pero también me puedo hacer un corte en el dedo y mañana soy otra persona. El ADN tal vez sea lo que nos hace más únicos, con menos margen de error y mayor distinción humana, pero implementar algo así a nivel de consumidor es extremadamente difícil. El iris es la forma que que investigó el proyecto que tiene la unicidad de cientos de millones de personas con una tasa de error muy baja. No se te solicita ninguna información tuya, el iris se transforma en este código, la imagen se elimina y Worldcoin no sabe nada de quiénes son las personas, y no tiene forma tampoco de individualizar o discriminar o hacer algo así. Es completamente privado y anonimizado.

Martin Mazza, gerente de Operaciones para LatAm de Worldcoin, en diálogo con Rosario3

-Actualmente es muy difícil revertir un hash (NdR: el código generado a partir de la imágen del iris), eso no quita que el día de mañana la tecnología haya evolucionado tanto en IA y computación cuántica que esto se pueda hacer fácilmente. ¿Qué pasaría si actores maliciosos toman control de esta información?

-Hace un mes hackearon la base de datos de las licencias de conducir, donde no solo tienen tu biometría, sino que además la tienen atada a tu grupo sanguíneo, a tu dirección y a un montón más de información. Yo creo que acá la principal diferencia es que Worldcoin no te solicita ninguna información más allá de esa fotografía. Además, usamos mecanismos como pruebas de cero conocimiento, sistemas multi computacionales de partición, cosa que los códigos de iris no están en un solo lugar sino que están repartidos en varios lugares, y además, criptografía resistente a computación cuántica. Además, al no solicitar información de los usuarios, en el más improbable caso de que algún día haya una forma de deshacer estos códigos a una imágen, a lo sumo lo que encontrás es una imagen de un iris que no está vinculada a nada. No hay un nombre, un apellido, no hay nada por detrás. Worldcoin no busca almacenar información biométrica, no le interesa saber quién sos, lo único que le interesa saber es que sos humano.


Involuntariamente, Worldcoin despertó una inquietud global sobre la confidencialidad y la protección de los datos personales en la era digital. En julio del año pasado, las autoridades del Reino Unido y Francia abrieron investigaciones motivadas por cuestiones de privacidad. En agosto, Kenia obligó a suspender las actividades debido a preocupaciones relacionadas al manejo de la información y riesgos de seguridad para los ciudadanos.

Mientras tanto, al día de hoy no son pocos los países que han prohibido a la empresa la recopilación de datos biométricos: la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) tomó esta medida el pasado 6 de marzo, expresando preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad, mientras que unos días después, la autoridad portuguesa (CNPD) emitió una orden similar. En abril, el Garante per la Protezione dei Dati Personali de Italia advirtió que si la iniciativa de Worldcoin se implementara en el país, violaría el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) de la UE, lo que podría llevar a sanciones económicas e incluso impedir su funcionamiento.

Sam Altman, Karina Milei, Trevor Traina, Javier Milei, Alex Blania, Martín Mazza y Luis Caputo

En mayo, Hong Kong detuvo todas las operaciones de Worldcoin en la región tras dictaminar que la retención de datos biométricos no estaba justificada. Actualmente, el ente regulador de la protección de datos en el estado federado de Baviera, Alemania, está llevando a cabo una investigación para determinar si las prácticas de la compañía cumplen con los estándares y normativas vigentes en materia de privacidad y seguridad de los datos individuales.

En nuestro país, está siendo investigada por la Agencia de Acceso a la Información Pública (AAIP) desde agosto de 2023, y en enero de este año se le solicitó que aporte más documentación sobre sus operaciones para determinar si hubo violaciones a la Ley 25.326 de Protección de Datos Personales. Worldcoin, que se presenta a sí misma como una organización sin fines de lucro, comenzó a tomar medidas para generar confianza y cumplir con los estándares vigentes en los países donde opera. Y al mismo tiempo que busca dar señales sobre su compromiso con la privacidad y la seguridad, planea expandir su presencia en la Argentina: esta semana anunció sus intenciones de establecerse en Buenos Aires y abrir al menos 50 posiciones calificadas en tecnología e inteligencia artificial. 

El orbe, el escáner de iris de WorldCoin, en un evento en Buenos Aires.